Este es el aspecto alborotado del almacén. | Pere Bota

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«Después de investigar, porque pensamos que podíamos utilizarla, nos enteramos de que la capa que se había hecho para Sansón y Dalila [ópera de Saint Saëns que se representó en una temporada del Principal] la utilizaba una drag queen en su espectáculo nocturno». Con este comentario, los actuales responsables del teatro del Consell ejemplifican el descontrol que, durante años, ha reinado en el almacén en el que se guardan vestuario, decorados y elementos desechados tras la reforma, como las butacas o el entramado de madera del viejo peine que sujetaba los telones, sustituido por maquinaria moderna. Aprovechando que el teatro ha iniciado una política de reciclaje para ahorrar, también ha puesto en marcha un control e inventario de este patrimonio.

«Más o menos ordenado»

«Ahora esto está más o menos ordenado y se ha barrido, el primer día que vine por aquí estaba todo lleno de polvo y no se podía pasar de un lado a otro», asegura Margalida Moner, gerente del Teatre Principal, rodeada de cientos de cajas y restos de tramoya sin ningún tipo de indicación de lo que contienen o a qué obra pertenecen. Para encontrar algo «hay que rebuscar». «Nunca se pusieron esfuerzos en ordenar esto». Moner habla así en la nave que la Fundació Teatre Principal tiene alquilada desde 2002 en el Polígono Can Valero, en la actualidad un cajón de sastre en el que lo mismo se guarda el fondo del teatro que restos de otros departamentos del Consell, como una lancha o cajas llenas de trozos de cerámica surgida en excavaciones arqueológicas.

«La ropa no está colocada por producciones y como los cristales de las ventanas no estaban cubiertos y entraba el sol, algunas piezas se han decolorado y hay cosas que ya son irrecuperables», y «no existe un archivo de lo que está aquí». Además de la anécdota sobre la capa de Sansón y Dalila , Moner y su gente cuentan historias rocambolescas. «Cuando llegué al teatro me llamó un señor para decirme que en una lavandería de Palma había ropa del Principal desde hacía tiempo y nadie había acudido a recogerla; cuando llamé me dijeron que retirarla costaba 1.800 euros; eso significa falta de control». O que «la ropa se dejaba a las compañías porque es patrimonio del Consell», pero había un problema: no se controlaban las salidas, las entradas o el estado en que volvía.

Vestuario

En este momento, el departamento de vestuario del teatro lleva al día los préstamos mediante un formulario. «Yo siempre he reivindicado que hay que prestar a las compañías, porque es un material público, pero bajo unas reglas de juego», apunta José María Moreno, director artístico del Principal.

«Se necesita elaborar un inventario, pero hasta que no sepamos si seguimos con esta nave o nos tenemos que ir a otra, no podremos poner orden definitivamente». Porque la gerente opina que con un espacio más pequeño el teatro ahorraría bastante dinero. Desde 2002, la Fundació Teatre Principal ha pagado 2,5 millones de euros en concepto de alquiler del actual almacén.