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Max se fue a entregar a la policía y le dijo: «Detenedme, he matado animales y no quiero hacer lo mismo con personas». El personaje de la novela juvenil de Lolita Bosch (Barcelona, 1970), El nen que volia matar, es el pseudónimo de un niño catalán de 14 años que es «psicópata». La obra de Bosch obtuvo el pasado viernes en Manacor el premio Guillem Cifre de Colonya, dotado con 7.000 euros.

Bosch se define como escritora, activista, gestora cultural y maestra. La mejor forma de combinar todas estas facetas es «apagar el móvil cada día hasta las 14.00». Contactar con Lolita Bosch antes de esa hora es una utopía.

La autora de El nen que volia matar analiza la vida de Max, un adolescente «psicótico» que está «convencido de que ha matado animales, aunque no lo haya hecho». El niño recuerda perfectamente cómo les sujeta el cuello y les cercena la yugular. Después les vacía la sangre, limpia el cuchillo y se sacude las manos. «Max se acuerda perfectamente de haber degollado perros y corderos cuando, en realidad, no ha matado nunca a ningún ser vivo», comenta Bosch. «A Max le da miedo matar a gente. Es alucinante, la mayoría de las veces se convierte en algo crónico».

Lolita Bosch explica que los niños que padecen este tipo de enfermedades «viven dudando constantemente si lo que recuerdan es verdad. Lo pasan realmente muy mal».

A la escritora, la literatura le sirve para «comprender a estos niños sin drama, porque Max es entrañable, muy valiente y sus padres son muy cariñosos». Sobrellevar esta patología «con recursos y amor, que es lo único que les hace sentir seguros» es «más fácil», según la autora.

Con este tipo de historias, Bosch expone un ejercicio, además de literario, «pedagógico», que «ayuda a que entendamos a los demás. No sólo nosotros, sino los niños de 14 años, que es cuando se dispara esta enfermedad mental».