María Cencillo González-Campo, en una imagen del pasado.

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María Cencillo González-Campo, Condesa de Pernia, conocida entre sus más allegados como Maritín, falleció ayer a los noventa años de edad. Era viuda de Bartolomé March Servera e hija de María González- Campo Cos y de Manuel Cencillo Pineda.

La Fundación Bartolomé March Servera ha informado del óbito a través de un comunicado, en el que destaca la "extraordinaria generosidad y dedicación a sus allegados" de la fallecida, así como su especial vocación de apoyo a los más necesitados.

Martitín Cencillo fue una enamorada de las artes, desarrollando el grueso de su actividad filantrópica desde la Fundación Bartolomé March Servera, de la cual era vicepresidenta. La Fundación Bartolomé March Servera fue creada en 1976 junto con su marido, Bartolomé March Servera, al objeto de canalizar desde la misma su pasión por el arte, la divulgación de la cultura, así como posibilitar el acceso y conocimiento del talento de los más reputados pintores, escritores y escultores a todos aquellos que estuvieran interesados.

Fundación

El comunicado recuerda que la Fundación Bartolomé March desarrolla el grueso de su actividad desde sus inmuebles, el primero de ellos, el Palau March, que históricamente fue la residencia en Palma de Mallorca del empresario D. Juan March Ordinas, y el segundo, sito en la población de Cala Ratjada, más conocido como Sa Torre Cega y conocida por sus jardines, diseñados por Russel Page, únicos en Mallorca por su belleza y espectacularidad, a la que se unen la diversidad de esculturas de los más reputados artistas, y que sobre dichos jardines se asientan en inmejorable armonía.

Precisamente, en agosto de 2010 y en los mencionados Jardines de Cala Ratjada tuvo lugar la última aparición en público de Maritín, coincidiendo con la reinauguración de dichos Jardines por parte de SSMM los Reyes de España.

Desde una perspectiva más personal y dentro de su prolífica actividad filantrópica desarrollada desde la Fundación Bartolomé March, Maritín fue la impulsora del premio de novela breve Juan March Cencillo -que cada año otorga la Fundación Bartolomé March Servera, creado en honor a su hijo escritor del mismo nombre-, de la organización de las exposiciones que la Fundación llevaba a cabo, de la organización de los conciertos de música clásica durante la temporada estival. Del mismo modo, se ocupó personalmente del apoyo a un sinfín de instituciones benéficas, siendo una de las fundadoras de Nuevo Futuro con puesto habitual en el Rastrillo que Nuevo Futuro organizaba anualmente, así como religiosas, de las que sirva como ejemplo el apadrinamiento año tras año del paso de la Virgen de la Esperanza de Palma de Mallorca durante la Semana Santa.

Familiarmente, su marido Bartolomé March Servera era el segundo hijo del empresario mallorquín Juan March Ordinas. Adicional a su pasión tanto por la cultura como por su divulgación, desde un punto de vista profesional, Bartolomé March fue presidente de la compañía consignataria AUCONA, vicepresidente de Banca March y de la fundación Juan March y consejero de numerosas sociedades de su grupo familiar, entre otras, de la compañía eléctrica FECSA, Uralita y Transmediterránea.

De otra parte, su padre, Manuel Cencillo Pineda, ocupó durante un largo periodo de tiempo la presidencia de la compañía Transmediterránea, propiedad a de Juan March Ordinas.

Su vinculación familiar al mundo de la empresa motivó que fuera la madrina del buque transbordador "Las Palmas de Gran Canaria", así como del emblemático hotel San Felipe, símbolo del desarrollo turístico de la época y ubicado en Tenerife.

Fue madre de cuatro hijos y abuela de seis nietos.