Isona Passola, realizadora del documental "Catalunya-España", posó en la Ciudad Condal para este periódico.

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El público mallorquín empezó a escuchar el nombre de Isona Passola en el año 2009 porque produjo la exitosa película Pa negre, del cineasta Agustí Villaronga y ganadora de nueve premios Goya. El viernes, a las 21.00 horas, Passola presentará el largometraje documental Cataluña-Espanya –que dirigió en 2009 y donde entrevista a diversos pensadores–, en la tercera edición del Festival d'Estiu a S'Alzinar (Son Servera).

—¿Qué encontrará el espectador que acuda a S'Alzinar de Son Xerubí?
—Cataluña-Espanya tuvo mucho éxito. Era la primera vez que se hablaba abiertamente del tema, desde el pensamiento, sin políticos, en términos de asfixia económica. Busqué la opinión de pensadores rigurosos españoles que pudiesen abordar el problema y catalanes que plantearan el tema de una forma diferente.

—¿Cuál es la hipótesis de salida del documental?
—La resume muy bien el filósofo Rubert de Ventós: para abrazarse hay que ser dos pero primero hay que separarse. Enfrenta dos maneras de ver el mundo e intenta alejarse del debate político. No apunta al corazón, sino a la cabeza. Aborda una relación imposible.

—Existe el precedente de ‘La pelota vasca', de Julio Medem, quien recibió palos desde todas las ideologías.
—En Madrid, Cataluña-Espanya no tuvo éxito, pero en Catalunya estuvo cuatro meses en las salas de cine, algo inaudito para un documental. La idea del documental me llegó después de una comida con Julio. Los vascos han pasado por un proceso de violencia y la herida es muy fuerte. En Catalunya la gente no está dividida. La inmersión y la escuela, muy igualitaria, han funcionado.

—¿Qué ha pasado para que ahora se hable tanto de esta difícil relación?
—La clave es el Estatut, que era muy respetuoso. El prólogo especificaba que nunca un país irá en contra de la diversidad de pensamiento, religión o sexo. Se aprobó con 115 votos de 130 diputados en el Parlament de Catalunya. Se ratificó en el Parlamento Español y apareció un Tribunal Constitucional, completamente politizado, que lo tumbó. La gente se sintió profundamente estafada. Se tomó conciencia que desde la buena fe no había nada que hacer. La sociedad civil y la gente del mundo de los negocios se empezó a movilizar. Lo que se ganaba por la democracia, se perdía por la justicia, totalmente ideológica.

—En ese eje entre Catalunya y España, ¿cómo ve el papel de Balears?
—Balears sufre un expolio fiscal brutal. Desde el punto de vista cultural, con una Catalunya independiente, Balears y Valencia tendrían mucho que ganar porque el mercado cultural estaría mejor cuidado y tendría más recursos. Tenemos un estado ineficiente que no responde a la expectativa de crear una España plural, ni puede responder.

Un impuesto para el cine catalán

Isona Passola, presidenta la Acadèmia del Cinema Català, anunció hace unos días la posibilidad de introducir una tasa para permitir la subsistencia de la industria cinematográfica catalana, que en el último año ha visto decrecer en un año el número de producciones, de 57 a 49. «El dinero para la producción, exhibición y distribución del cine debe llegar por una legislación que incluya una tasa que ahora no existe», comentó Passola, quien declaró que «en toda Europa el cine está protegido porque es la mejor carta de presentación de un país, un escaparate fundamental de la cultura de un país y el arte con una proyección mediática más importante».