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La venta de entradas se había parado hacía semanas en 9.200, pero, en total, la plaza de toros de Palma reunió ayer a unas 10.000 personas, la mayoría del sexo femenino y de un amplio abanico de edades, para escuchar al malagueño Pablo Alborán, que dos días antes ya había congregado en Maó a 4.000 fans.

Sin duda, su actuación de ayer fue la mayor del verano en número de asistentes, superando los 8.000 de Alejandro Sanz. Algunas seguidoras habían pasado la semana ante el Coliseo Balear, en turnos perfectamente organizados, con la intención de entrar las primeras y verle lo más cerca posible.

El concierto comenzó a las 22.00 con puntualidad británica, pero con un grave inconveniente para el público y quienes acudieron allí a trabajar: internet no funcionaba, nada de SMS, Whatsapp, ni llamadas por el móvil, con lo que los nervios de algunos se crisparon por el fallo de las comunicaciones.

El chico maravilla de la balada pop salió a escena en plan casual, vestido con camiseta y jeans en color crudo, y abrió la noche con el tema Toda la noche , que finalizó entre un griterío de felicidad, el de los miles y miles de asistentes coreando el nombre del artista al unísono.

Después vivieron Deshidratándome , un título muy adecuado para una calurosa noche de agosto, y Me iré .

Fue antes de arrancarse con este tema cuando el intérprete saludó con un «Bona nit, Mallorca», y con una invitación: «Olvidarse de los problemas por una noche para sumergirse en una fiesta». A buen seguro que quienes habían abarrotado la plaza de toros estaban dispuestos a hacerlo, no en vano Alborán era muy esperado. Al cerrar esta crónica, aún quedaba concierto para rato y mucha música en el Coliseo Balear.