El escritor Miquel Àngel Vidal, estudioso de Llorenç Moyà, estrena libro. g Foto: JAUME MOREY

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En la localidad de Binissalem, la figura del poeta y dramaturgo Llorenç Moyà Gilabert (Binissalem, 1916 – Palma, 1981) siempre ha sido «revelante» para sus habitantes, una persona «muy querida por todos». Es el caso de Miquel Àngel Vidal, escritor y estudioso del artífice del Via Crucis o L'Adoració als Tres Reis d'Orient, quien, tras basar su tesis doctoral en la vida y la obra de Moyà, lleva ahora todo este trabajo de diez años a una biografía «más accesible para el lector», La tebior dels dies (El Gall Editor, 2013).

En este volumen, Vidal indaga no sólo en la trayectoria vital y literaria de Llorenç Moyà, sino que hace hincapié en el contexto social y político que le tocó vivir, los años más difíciles y oscuros de la literatura catalana del siglo XX: la posguerra de la dictadura franquista. Se presenta este jueves, a las 20.00, en la Casa Museu Llorenç Villalonga de Binissalem.

La «inquietud» de Miquel Àngel Vidal respecto a Llorenç Moyà surgió «cuando yo era muy joven, tendría unos diecinueve años, que fue cuando él murió», recuerda. ¿Cómo era Llorenç Moyà, para muchos un «gran desconocido»? «El grado de conocimiento sobre su persona es muy variado. Dicen que era tímido, pero muy alegre, la gustaba el ambiente festivo. De hecho, él organizó la primera Festa del Vermar en Binissalem. Sobre todo, era muy humilde». La sonrisa de Moyà solamente se veía mermada por el «complejo que sufría por su físico, era bajito y poco agraciado». Vidal destaca de Moyà que «era muy buena persona y jamás tuvo rivalidades literarias». A pesar de ello, otras plumas como Llorenç Riber «le despreciaba bastante», y Camilo José Cela, «aunque le apreciaba, tuvo para él alguna que otra burla». Siempre por su físico, claro.

Relevancia

¿Por qué Llorenç Moyà no alcanzó la relevancia de otros jóvenes escritores de su generación como Josep Maria Llompart o Blait Bonet? «Por un lado, su complejo y su poca capacidad de autopromoción, y por otro, le costaba mucho publicar libros fuera de la Isla, algo que no ocurría, por ejemplo, con Llompart». Sólo Ocells i peixos y El ball de les baldufes traspasaron las fronteras insulares. «La imagen esteticista, formalista y barroca de su obra, con poca carga ideológica, no le hace justicia y es otro de los puntos por los que su obra no se terminó de proyectar al exterior», añade el biógrafo. Una de las personas que más propagó esta idea fue Josep Maria Llompart, aunque Miquel Àngel Vidal no está de acuerdo con esta apreciación: «Se ha olvidado su faceta más combativa y comprometida, la del teatro de la libertad». A pesar de ello, «su faceta teatral, más que la poética, sí que tuvo más relevancia». Moyà llevó ese compromiso a su colaboración en Ultima Hora en sus Gloses d'un xafarder (1977-1981), anónimas, una columna que le supuso el mote entre sus colegas del diario de xafarder.

Su «rumoreada» homosexualidad y su relación con el artista barcelonés Antonio Medina; la relación con su familia, amigos o escritores también se tratan en La tebior dels dies, una oportunidad «para descubrir a este personaje imprescindible».