El fotógrafo Toni Catany, en una imagen tomada en su casa de Barcelona. | Carles Domènec

TW
10

El fotógrafo Toni Catany, que había nacido en Llucmajor en 1942, falleció ayer en Barcelona sin haber podido ver realizado uno de sus sueños, el centro internacional de fotografía que se proyectó en la pasada legislatura y que, además de llevar su nombre, debía convertirse en su refugio y en el lugar de la memoria de su trabajo, en su localidad natal.

Catany, reconocido por una obra en la que predomina la inspiración mediterránea, murió de un ataque al corazón en el centro de atención primaria Peracamps del Raval, cerca de su casa, a donde había acudido porque le dolía el pecho.
Fue el viaje más triste de este mallorquín internacional y gran viajero, que miraba al mundo a través de su cámara, ya que los médicos no pudieron hacer nada por salvarle la vida. Después, sus restos mortales fueron trasladados a la Ciudad de la Justicia, donde hoy se llevará a cabo la autopsia.

Esta mañana, sus amigos también decidirán dónde y cómo tendrá lugar el sepelio. Entre ellos Maria del Mar Bonet, que ayer acudió al centro sanitario, pero ya no pudo verle. Precisamente su hermano, el fotógrafo Juan Ramon Bonet, decía ayer que «Toni era uno de los grandes a nivel europeo y mundial, la sensibilidad de sus bodegones pocos la han tenido», y reclamaba un «esfuerzo a las instituciones para que se lleve a cabo la fundación» que tanta ilusión le hacía.

«En Mallorca también hizo muy buenas exposiciones» recordaba. Entre ellas, la titulada Calotips, en el Centre de Cultura Sa Nostra (1998); Illes del Desig, en la Fundació Pilar i Joan Miró (2002); retratos de escritores, Dels qui escriuren, en la Casa Museu Llorenç Villalonga (2002) y una gran muestra en varios espacios de La Misericòrdia en 2003. Actualmente, su obra forma parte de Reproductibil·lidad, en Es Baluard, donde también expuso en 2011. La directora del museo, Nekane Aramburu, le calificó de «un clásico; su trabajo estético sobre el Mediterráneo ha afianzado la historia de la fotografía». Este verano expuso por última vez en la Isla en el Santuario de Gràcia.

Por la fotografía abandonó Catany sus estudios de Química, y su primera exposición individual fue en la galería Aixelà de Barcelona en 1972. Con ella comenzó una carrera que se hizo internacional al ser nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en Francia en 1991. En su país se reconoció su gran talento con el Premio Nacional de Fotografía en 2001, y la Generalitat catalana también le concedió su Premio Nacional. En 2002, el Museo Nacional d'Art de Catalunya le organizó una muestra que recogía toda su trayectoria e iconografía.