El Auditòrium se llenó para esuchar a un grupo de músicos de la Orquestra Simfònica. | Jaume Morey

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Querían un Auditòrium verde a pesar de «amenazas y extorsiones recibidas por parte de la Conselleria d'Educació» y lo consiguieron. La ‘marea verde' se esparció por las butacas para presenciar el concierto que ofrecieron músicos de la Simfònica y de otras formaciones, ayer, en una actuación cuyos beneficios irán destinados a la caja de resistencia de la Assemblea de Docents.

El presentador del acto, Joan Carles Palos, remitió al videojuego Angry Birds para describir a los presentes como «‘angry verds' –verdes empreñados–» en contra de los «‘angry Werts', que es el Govern insensible de Bauzá: el TIL tiene mil y nosotros cien mil».

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La actuación, dirigida por Agustí Aguiló, dio comienzo con El barbero de Sevilla, para dar paso al Concierto para clarinete La M KV 622, de Mozart, con Juan José Pardo como solista. El quinteto de viento Lluís Vives culminó la primera parte.
Tras el descanso, algunos miembros de la Assemblea de Docents, Fapa Mallorca, Crida y la Federació d'Associacions de Veïns de Palma intervinieron defendiendo una educación pública y de calidad.

Nigel Carter (Inglaterra, 1966), trompa solista de la Simfònica, habló en representación de los músicos y dijo que el hecho de aprender inglés como lengua extranjera «es un invento diabólico, imposible de enseñar y de aprender» y mostró su apoyo y solidaridad a los docentes.