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Can Olesa -el 'casal' de la calle Morey considerado la 'joya de la corona' del tipo de casa señorial palmesana, aquella que ha conservado hasta nuestros días el «ambiente» que «permite una lectura histórica» de un modo de vida que ya no existe-, será uno de los bienes con mayor protección de la ciudad, en cuanto a la legislación se refiere. El Departamento de Patrimoni Històric del Consell ha iniciado un expediente de declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) adecuado a las exigencias de la Llei de Patrimoni de 1998. Con el mismo «se amplía y se concreta» la citada protección, tanto en lo que se refiere a los aspectos arquitectónicos como a los bienes muebles que alberga este palacio urbano de los siglos XVI y XVII que acaba de ser adquirido por un ciudadano sueco.

Si hay algo que caracteriza a Can Olesa es que las zonas nobles de su interior han permanecido intactas hasta nuestros días, tal como eran habitadas en el siglo XVII, y es eso le confiere un enorme valor como conjunto histórico.

Según Joan Rotger, vicepresidente de Cultura i Patrimoni del Consell, la institución insular «no ha podido ejercer el derecho de retracto [respecto a la compra de la finca], pero puede ejercer su obligación competencial» de protección de esa «lectura histórica». Por eso se ha iniciado un expediente para complementar su declaración de BIC, que contiene un nuevo inventario más completo.

Decoración suntuosa

La decoración de las salas de la planta noble de Can Olesa «muestra el proceso gradual de adquisición y cómo se fue vistiendo esos interiores a lo largo de la historia», explican desde el Consell, y entre las piezas importante destacan los tapices del siglo XIV y los flamencos del XVII, estos inspirados en cartones de Rubens; además, cuenta con una importante colección de cerámica y cristal, mobiliario y pinturas, algunas firmadas por los artistas barrocos locales Guillem Mesquida y Miquel Bestard.

Todas las piezas, y su disposición en el espacio, dan cuenta de cómo vivía la nobleza palmesana de los siglos XVI y XVII y eso es lo que otorga importancia al conjunto, hasta el punto de que Patrimoni ha establecido criterios de intervención que contemplan, por ejemplo, en el caso del de mayor nivel de protección, que algunas piezas no podrán ser cambiadas de sitio por la nueva propiedad, ya que desvirtuarían ese carácter inmaterial que es el ambiente de la casa palaciega. En este caso serían los tapices o las pinturas que cubren las paredes.