Estas dos hermanas argentinas comparten banda, Zone Sisters. Alejandra, por su parte, empezó tocando bajo la Seu. | ultimahora.es

TW
3

Cabalgan solas. Se escudan en sus instrumentos, pero el camino lo atraviesan en solitario, en bares nocturnos y en hoteles enfocados a extranjeros. Sobre todo en verano. A veces es una carretera sucinta, otras infinita. Son voces femeninas que escudriñan locales de la Isla en los que establecerse o dejar, al menos, su impronta.

Adela Ferrer no se separa de su piano. Con él ha configurado su proyecto, Peldaño a peldaño. Tras una actuación en Formentera, Txarli de la Rubia, quien ha producido, entre otros, a Santiago Auserón (Radiofutura), se fijó en ella y la convenció para trasladar su proyecto a Valencia.

La crisis ha sido un obstáculo para las solistas. «Ahora no se puede hablar de caché. En los dos últimos años estoy cobrando un tercio de lo que acostumbraba». Ferrer lamenta que actuar es cada vez más complejo. «Parece que los que tienen empresas de espectáculos quieren machacar a los locales pequeños con el tema de declarar a Hacienda. Deberían poner facilidades, el autónomo paga 250 euros al mes. No me importa declararlo, pero que pongan más facilidades y dejen de mirarse los ombligos».

Arantxa Andreu, responsable del LP Hilando sueños, echa en falta «el tipo de educación que recibimos. Últimamente estoy tocando para turistas y, curiosamente, hace unos días estuve en un restaurante y había una mesa que hacía más ruido que otras. Era de españoles. Creo que no hay educación para escuchar». Ella reclama que el sistema de autónomos sea «más barato, que estuviéramos un poco más regulados. Nuestro trabajo es como de comercial, bastante duro».

El Orfeó Mayurqa y el Mallorca Gay Men’s Chorus, en ocasiones, cuentan con la colaboración de Bilonda, una cantante que se desenvuelve entre el jazz y el soul. Su impresión de la escena es que hay «menos locales que a mediados de los 90, cuando empecé a actuar». Esta carencia la atribuye a «las restricciones por parte del Ajuntament de Palma en cuanto a bares con música, pero los intérpretes debemos entonar también el mea culpa porque falta cohesión dentro del gremio, cabe defender el estatuto del artista».

La rutina de Silvia Fluixà se vio alterada al separarse de su ex pareja. Ambos iniciaron un dúo musical y establecieron su centro de operaciones en Cala d’Or. Fluixà también recurre a la problemática a la hora de declarar. «Creo que hay una serie de agencias que han promovido lo de ir a por los bares que contratan a músicos en negro. Si tienes que pagar la Seguridad Social de una banda de cinco o seis personas no sale rentable».

Llegó a la Isla en 2008 e inició su actividad en la calle. Bajo la Seu. La argentina Alejandra Burgos estuvo cerca de 20 días impresionando a extranjeros hasta que alguien se fijó en ella y le dio la oportunidad de empezar a actuar en locales. La problemática aquí, reflexiona, es que la gente «no va a los bares, no consume». Actualmente compagina la gira del álbum It’s not the answer con el proyecto Zone Sisters, junto con su hermana Lula y la violinista Ali Domínguez.