Que la menopausia es un trance que se puede rebasar dotándolo de humor y quitándole hierro lo evidenciaron Lolita Flores, Fabiola Toledo, Loles León y Alicia Orozco durante la obra Más sofocos , dirigida por Juan Luis Iborra, ayer en el Auditòrium de Palma.
Los mil espectadores recibían un abanico que les serviría durante las dos horas de función para combatir los calores que les provocaría la risa.
La periodista María Teresa Campos, proyectada sobre una pantalla, introduce el montaje comparando la menopausia con un parque de atracciones. Rectifica para dar con un símil más acertado: «Como los Sanfermines, con eso de que viene, que viene el toro. Es sólo un tránsito, un viaje al que vamos obligadas».
La tripulación que se embarca en ese viaje llamado Más sofocos la conforma un póquer de actrices que encarnan a un sinfín de personajes, desde figuras históricas como Coco Chanel, Juana La Loca o la Gioconda hasta un ama de casa, una monja ebria o una lesbiana. La acción se desarrolla sin moralinas, sólo revelando que la menopausia desemboca en otra etapa vital y no en una tragedia como antaño sucedía.
El espectáculo, que se despide hoy, incluye números musicales, como el de Lolita, transformada en una monja que hinca el codo disimuladamente. La menopausia «es un suplicio que llega sin avisar y no deja en tu cuerpo ni un resquicio». De ahí los sofocos, en verano y en invierno, que originan los cambios hormonales de mujeres cincuentonas adentradas en un nuevo episodio de la vida. Sin escrúpulos ni complejos.
Más sofocos. En el Auditòrium de Palma, hoy, a las 18.30 horas.
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