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Poemas, recuerdos de juventud y de madurez, amigos, lectores. De todo ello se llenó ayer la Librería de Babel de Palma para recordar al escritor Jaume Pomar, fallecido el pasado mes de julio. Un grupo de incondicionales de su persona y de su literatura llevaba semanas preparando lo que devino en un emotivo encuentro y en una vindicación de su obra para poner de manifiesto todas las contradicciones en torno al que, en los días de su muerte, fue definido como el mejor poeta de su generación.

Poeta premiado, de ascendencia xueta , escritor irónico y corrosivo a veces, lleno de rabia e impotencia otras, tertuliano incansable, culto caballero villalonguiano, maestro de jóvenes poetas, un ser capaz de emociones extremas. Ese era el Jaume Pomar a quien celebraron unos amigos fieles que, sin embargo, tenían muy claro algo que parece una gran contradicción: «No era fácil ser amigo de Jaume Pomar». Aunque resulte paradójico, tenía muchos amigos, tanto en su tierra como fuera de ella, y admiradores. Buen número de ellos acudieron ayer a la Librería de Babel, donde «seguramente se tomó los últimos vinos de su vida, rodeado de libros», hablando de libros, apuntó Frontera, que condujo la velada.

Su literatura fue reivindicada sin paliativos por todos. Según Bernat Nadal, «esta reunión es de justicia porque su obra es de una gran calidad, importantísima». Antoni Vidal Ferrando aseguró que «la poesía de Jaume es la más sincera que conozco, pura autenticidad, sin trampas», mientras que el cantante y compositor Raimon, que se desplazó desde Valencia especialmente, recordó el «compromiso» de Pomar, ya desde su juventud, «con la sociedad y el amor a la lengua propia», y todos coincidieron en que sus versos, que sonaron en sentidas voces amigas, mantendrán viva su memoria.

El acto de ayer, impulsado por Jaime Adrover y Bienvenido Àlvarez-Nóvoa, contó con la participación de, además de los citados, Miquel Cardell, Gabriel Janer Manila, Nicolau Llaneras, Lluís Maicas, Joan Perelló, Francesc Rotger y Àngel Terron.