24/01/14 0:00
Habrá a quien Jaime Anglada le parezca estereotipado. Cierto es que su arrebato orquestal no inventa ni descubre nuevas vías, pero aún y así se las apaña para sorprender con una obra de limpia belleza y margen para ciertos conejos en la chistera. Su Temposinfónico suena elegante, una tremenda combinación de calma poderosa con vientos, percusión y efectos que se diluyen en una melodía bien avenida. El viaje vale la pena, reconforta, tanto que justifica la convincente vuelta de tuerca a su camino.
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