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«En esta edición de Arco se nota otro espíritu. Hay esperanza. El año pasado fue gris, pero este año los coleccionistas y la gente vienen con cierta alegría». Así de optimista se mostró el responsable de la galería Pelaires, Pep Pinya, durante el segundo día de la 33 edición de Arco Madrid, la feria internacional de arte más importante del país, que inauguraron ayer los Príncipes de Asturias y que finaliza el domingo.

Pinya afirmó que la bajada del IVA al 10 por ciento, que afecta a las ventas de los artistas a los galeristas, «es una cortina de humo del gobierno que en nada favorecerá al sector».

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«Venimos con mucha energía. Somos optimistas sobre el resultado final», señaló Clara Garau, de la galería Kewenig de Palma, tras la visita de los Príncipes y del presidente del Govern, José Ramón Bauzá, a su estand, donde contemplaron una obra de Hanne Darboven. «Nos ha dicho que les parecía un trabajo interesante», indicó. Ayer ya había vendido a la Fundación Masaveu una fotografía del alemán Elger Esser, y mostraba trabajos del mallorquín Bernardí Roig y del uruguayo, afincado en Mallorca, Marcelo Víquez.

Exultante se mostró Juan Antonio Horrach, de la galería Horrach Moyà, quien vendió tres piezas de Jorge Mayet y otras de Susy Gómez y Joana Vasconcelos. «Nos han visitado más coleccionistas españoles», añadió. También ‘colocó' una obra de Carles Congost a un particular. «Las instituciones ya no compran», finalizó.

Por su parte, Xavier Fiol también era optimista: «Hemos vendido dos esculturas de Santiago Villanueva y dos dibujos de Winston Roeth». Mientras, la galería Maior era visitada por numeroso público interesado en las piezas de Susana Solano y Luis Gordillo.