Nekane Aramburu posó para este diario en Es Baluard. | Pere Bota

TW
6

La llegada de Nekane Aramburu como nueva directora del Museu Es Baluard de Palma, hace ahora un año, prometía savia nueva, una renovación de lo establecido hasta aquel momento. Aramburu se incorporó al cargo con un reto inmediato, la celebración del décimo aniversario del centro, que saldó con éxito con la exposición Implosió; entre sus objetivos figuraban el trabajo en red y recuperar el auténtico sentido de museo. Ahora, 365 días después, sus miras están puestas en la educación y la formación, la investigación y el desarrollo. Nekane Aramburu habla en esta entrevista con Ultima Hora sobre lo conseguido hasta hoy en día y cómo afronta el futuro que espera a Es Baluard.

—¿Cómo valora su primer aniversario al frente de Es Baluard?

—Ha sido un año muy intenso. Primero quise conocer el entorno real del museo y me zambullí para conocer las necesidades del sector, las vías que debía desarrollar para poner en marcha mi plan estratégico y museológico. Dentro del museo, era muy importante ordenar, ver las necesidades básicas y establecer el proyecto museológico, pero no solo con la perspectiva de Mallorca, sino de Balears.

—¿Qué huella cree que ha dejado en su primer año como directora?

—Creo que se ha evidenciado que Es Baluard ha entrado en un nuevo ciclo, que es muy importante para Balears, pero que ya está siendo un referente a nivel nacional e internacional. Esto implica considerar a Es Baluard como un museo que trabaja en red con otros modelos, siempre pensando en el sentido estricto de museo... Mi objetivo es que todos los baleares sientan Es Baluard como propio, que haya un sentimiento de pertenencia.

—¿Cómo se encontró el museo cuando llegó?

—Fundamentalmente, que llevaban muchísimos meses sin una dirección. Esa figura era necesaria para dirigir una institución cultural, pero también había que hacer un proyecto con perspectiva de presente y, sobre todo, de futuro.

—¿Qué era lo que más le preocupaba entonces?

—Me preocupaba mucho ordenar, sobre todo el fondo artístico. Entiendo el museo como un concepto mas allá de las paredes, pero las paredes había que ordenarlas. Lo que ideé con [la exposición] Implosió es que en toda la planta baja se viera un recorrido cronológico y pedagógico a partir de la propia colección. Mi idea era que continente y contenido dialogaran.

—El diálogo con el entorno cultural de la Isla ha sido clave en su línea de trabajo.

—Creo que hay que trabajar con la gente que está metida en la cultura. Esta vía de trabajo la hubiera hecho tanto en momentos de bonanza, como en otros más difíciles. Ya tenemos puestos en marcha colectivos asociados y colaboradores, y tenía que ser de forma natural. Ellos ya estaban ahí, yo sólo he ordenado y establecido las relaciones.

—¿Considera que le falta algo a Es Baluard?

—La lista es larga, de cosas que hay y también carencias. Pero hay algo muy esencial, y lo repito, necesitamos que la gente tenga un sentido de pertenencia respecto al museo.

—¿Qué potenciaría si contase con más presupuesto?

—La educación. Creo que el museo, por ser un buque insignia, debe jugar un papel dentro del valor educativo. Vamos a potenciar la investigación y el desarrollo, pero desde la educación y la formación.