Neus Cortés se trasladó a Madrid en octubre pasado, tras finalizar con la nota más alta sus estudios en la Escola d’Art Dramàtic de les Illes Balears (ESADIB). | José Sevilla

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Neus Cortés (Marratxí, 1991) aterrizó en Madrid hace seis meses para cumplir su sueño: actuar en series y películas. Sin embargo, su primera oportunidad profesional le ha llegado como ayudante de dirección del prolífico y respetado actor, autor y director Rubén Ochandiano en su obra La evolución, una comedia estrenada en la sala Teatro del Arte de Lavapiés de la capital.

—Se traslada a Madrid para ser actriz y, de momento, trabaja de ayudante de dirección.

—Actriz ya me consideraba en Mallorca, pero sí vine a intentar trabajar en Madrid, ampliar conocimientos y salir de la Isla que, a veces, es un espacio un poco cerrado. Aquí todo es más difícil; hay mucha más competencia. Sin embargo, vas conociendo a gente del ámbito actoral y un buen día alguien te propone hacer una sustitución y yo, encantada. Mi primer proyecto es de ayudante de dirección en La evolución, dirigida por Rubén Ochandiano, donde también he estado en producción, jefa de prensa…

—¿Cómo es la experiencia de trabajar con Rubén Ochandiano, actor de Soderbergh, Almodóvar, Iñárritu?

—Para mí ha sido un orgullo, sobre todo comprobar que tiene en cuenta mi criterio. Como director es muy claro. Al principio, me dio un poco de miedo estar con alguien con tanta experiencia, que ha trabajado con directores de prestigio, que ha escrito libros y ha dirigido obras. Pero luego entras en el grupo y eres una más del equipo. Si te centras en el trabajo y eres responsable, el equipo atiende tus indicaciones y sugerencias.

—¿Qué balance realiza de su estancia en la capital?

—Lo que más me ha chocado ha sido el tiempo y que echo mucho de menos la Isla. Profesionalmente es parecido a lo que me habría ocurrido de haber permanecido en Mallorca. En Madrid me he hecho mucho más fuerte porque aquí hay mucha más competencia, hay que trabajar más duro y nadie me conoce. Es como empezar de cero y, claro, hay bajones y momentos de decir ‘me vuelvo a casa', pero luego hago balance y veo que voy haciendo cosas.

—Hace seis o siete años se rodaban medio centenar de películas y series al año y en la actualidad casi nada. El teatro, por ejemplo, se ha ubicado en pequeñas salas.

—He llegado a Madrid en un momento difícil. Hay que juntarse entre los de la profesión y, aunque sea sin presupuesto, tirar para adelante porque es la manera que tenemos de trabajar.

—Es complicado intentar triunfar fuera…

—Se necesita mucha fuerza, mucho apoyo de la familia y los amigos que, desde Mallorca, me dan muchos ánimos y me dicen: «Ya ha sido un paso enorme irte para allá». Y si en algún momento me siento mal, pues vuelvo a casa y no pasa nada. Pero viendo que hay gente que me apoya, me digo: «Pues no, vine aquí por algo y me apetece seguir buscando».

—En los últimos años han aterrizado varios actores mallorquines en Madrid.

—Coincidí con ellos en una entrevista que nos hicieron en Navidad para la revista Brisas. Todos están igual, haciendo cositas en salas, alguno con la oportunidad de trabajar en series… Cada uno hace lo que puede.

—Estuvo en el Teatro de la Abadía con José Luis Gómez.

—Participé en un taller de tres meses de formación como oyente, y ver a José Luis Gómez trabajar, aconsejar a los actores, fue una maravilla.