Luis Maraver, en una de las salas del Palau d’Aiamans de Lloseta, con dos piezas.

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El transcurso del tiempo ha transformado el Palau d’Aiamans de Lloseta en un espacio decadente que cautivó al artista Luis Maraver (La Puebla del Río, Sevilla, 1957), que percibió que era un recinto apto para ser intervenido. «La intención es crear un diálogo entre mis obras y el palacio, deteriorado, que me pareció muy sugerente», señala el responsable de Levitando, exposición que inaugura mañana, a las 19.30 horas, en la que fuera residencia de los condes de Aiamans.


Emuló el Arca de Noé en El viatge imaginari, pasaje bíblico como depósito de esperanza de los animales con el fin de encontrar un lugar . «Era una metáfora, de sálvese quien pueda», interviene. Los animales más fuertes los ubicó en la cumbre de la embarcación. Pura ley Darwinista.

Maraver se adapta al espacio. Distribuye una instalación, esculturas y pinturas por las salas del Palau d’Aiamans. En una de las habitaciones recrea una patera negra cargada de cabezas rodeada por una isla, también negra, donde dos soldados apuntan a la barca. Atañe al problema de la inmigración. «He querido expresar sentimientos y pensamientos ligados a los tiempos que vivimos, de crudeza, de dramatismo», sentencia Luis Maraver.