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El Teatre Principal vuelve a estar en obras siete años después de concluir su reforma integral, ejecutada entre 2005 y 2007. En esta ocasión, los trabajos se proyectan para solucionar algunas de las deficiencias más importantes de aquella rehabilitación, la incorrecta inclinación de la platea y un patio de butacas desorganizado.

Desde hace unos días las butacas han abandonado la platea, son las protagonistas ahora de la escena; un telón de plástico aísla los palcos y queda a la vista una tarima que evoca un paisaje lunar, repleta de agujeros. Es la imagen que sella, después de veintidós reuniones, el acuerdo entre la dirección del Principal y la UTE responsable de las obras. Dragados-Melchor Mascaró asumirá el coste íntegro de estas mejoras, en torno a 200.000 euros, hasta finales de agosto.

La acción «más destacable» es la que afecta a la Sala Gran, pero hay otras muy importantes. Los operarios preparan, mediante carpintería, el alzamiento del suelo hasta 17 centímetros en la zona más cercana al escenario. «Es la solución para que las primeras filas pueden ver completamente lo ocurre sobre el escenario», sostiene la directora gerente, Margalida Moner. Tarima nueva, reubicación de las sillas a cargo de la empresa catalana Figueres y arreglo del sistema de aire acondicionado.

Con este acuerdo, el Principal recuperará también su concha acústica, que quedó inútil tras la caída de dos motores. También se subsanarán humedades y filtraciones. Moner cree que hay mucho más por hacer. «Nuestro objetivo es dejar el teatro en las mejores condiciones». Cabe recordar que dicha rehabilitación está denunciada ante la Fiscalía Anticorrupción.