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Lejos del bullicio de la Gran Manzana, Domingo Zapata (Palma, 1974) disfruta de unos días de vacaciones en «mi tierra», Mallorca, antes de regresar a Nueva York, donde reside y trabaja desde hace ya varios años. A pesar de ello, su apretada agenda no le permite «distraerme demasiado», confiesa el artista, quien ahora trabaja en «internacionalizar» su obra y ultima dos exposiciones en México y Ginebra que se inaugurarán en septiembre y noviembre, respectivamente. Precisamente, está previsto que en este último mes viaje de nuevo hasta Palma para el acto de bendición de la obra que donó a la Seu, una crucifixión de Cristo al más puro estilo Zapata.

La recepción de su cuadro de Jesús en la cruz en la Casa de l'Almonia ha sido, según le explicó el obispo Javier Salinas, una respuesta «muy buena, positiva». En este sentido, Domingo Zapata es consciente de que, en contrapartida, la tela no ha estado exenta de polémica: «Sé que algunas personas lo han criticado, pero cuando Gaudí hizo el altar mayor se lo querían llevar, y mira hoy qué maravilla tenemos; también Miquel Barceló recibió críticas por su capilla, es normal y forma parte del arte, a unos les gustará y a otros no». Aún así, el artista se muestra «agradecido» a Bisbat de Mallorca, ya que «es un ejemplo de que la iglesia católica apuesta por el arte contemporáneo».

El éxito de Domingo Zapata en los circuitos artísticos eclosionó al otro lado del Atlántico, pero «poco a poco» va calando también en la Isla, «es un placer ser reconocido en tu casa». De hecho, entre sus planes más inmediatos en la Isla figura «un proyecto en Port Adriano y una obra» para el parque escultórico de Palma, aunque «todavía no hay nada cerrado, hay que concretar».

Además, ahora está diseñando un casco para el piloto de Formula 1 Fernando Alonso con fines benéficos.