«La cómoda estaba en una casa de Barcelona y el comprador de Madrid nos avisó que había conseguido el mueble en la subasta, con un precio de salida de 9.500 euros», señaló Àngels Creus. Además explicó que «es un mueble típico de Mallorca, por la forma y estructura, la bola y el cuello de las patas, y tiene una gran calidad constructiva». Es este nivel de la estructura el que ayudó a determinar el origen mallorquín de la cómoda, y coincidencias con otros ejemplares construidos en la Isla. Creus aseguró que «el mueble mallorquín es muy fino, mejor acabado que el catalán, con influencia francesa e italiana».
La restauradora contó que «la decoración incorpora grabados que se recortaban, se enganchaban a la madera y se añadía un barniz especial que proporcionaba uniformidad al mueble», y argumentó que «esta técnica, conocida como lacca povera, permitía que el objeto fuera más asequible y el proceso fuera más rápido». Las escenas festivas, sin motivos religiosos, recuerdan a las de la obra del pintor inglés William Hogarth (1697-1764).
Cajones
Creus declaró que «las escenas de los grabados nos permiten datar la pieza en el siglo XVIII», y recordó que «antes se usaban las arcas y, a partir del siglo XVII, se inventaron los cajones que permitían colocar la ropa de forma ordenada».
La conservadora matizó que «es un mueble difícil de restaurar, hay que entenderlo», y apuntó que «no lleva guías, tiene un sistema de ruedecillas entre cajones». Las conclusiones del estudio fueron publicadas en el número 19 de la revista de la Asociación para el Estudio del Mueble, con sede en el Museu del Disseny de Barcelona.
3 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
Si he entès bé la "lacca povera" era una mena de collage amb figures d'impremta.
Me pregunto si no sería posible identificar el nombre o taller del ebanista mallorquín.
Lo de siempre, algo Balear en manos catalanas que termina en Madrid para alcanzar la paz. Épico.