Eduardo Gamero, Elena Lambea, William Graves y Pere A. Serra, durante la presentación de la reedición de 'La Diosa Blanca'. | Guillermo Esteban

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En 'La Diosa Blanca', Robert Graves escarba en los orígenes de la poesía. No es un libro científico, sino una especie de Biblia poética, publicada en 1948, en la que el autor de Yo, Claudio ofrece un erudito compendio de investigaciones a través de la mitología y la religión; una introducción a la poesía para poetas; una velada autobiografía hasta ahora descatalogada, que reedita Alianza Editorial con la traducción de su hijo mayor y albacea literario, William Graves. «Es el testamento poético de mi padre, su libro más importante», comenta Graves, en su domicilio palmesano, horas previas a la presentación del volumen en el Arxiu Municipal Can Bordils, Palma.

Inicialmente buscaba un traductor, «¿Pero quién iba a traducir eso?», se pregunta entre risas el hijo del poeta británico. «Así que me ofrecí yo mismo», añade. «Hemos adquirido muchos libros para ello, varias Biblias», interviene su mujer, Elena Lambea.

La anterior edición, de 1996, estaba descatalogada. «Lo que yo quería es que fuera una traducción lo más exacta posible. Ha habido gente que lo ha querido traducir como un poema. Y no, es una obra escrita de tal forma que no se puede cambiar el sentido de las cosas», indica Graves, quien ha trabajado en ella durante aproximadamente dos años.

Subtitulado como Una gramática histórica del mito poético, cuenta William Graves que llegó un momento en que La Diosa Blanca casi se apoderó de él [Robert Graves]. Sobre todo, cuando es un libro de culto ya no puedes ir cambiándolo. Es casi una Biblia para él».

Robert Graves (1895-1985) advierte al lector que se enfrenta a un libro «muy difícil, así como muy extraño, y que deben evitarlo quienes posean una mente distraída, cansada o rígidamente científica».