La organización decidió incrementar el abanico de candidatos a mejor largometraje del año en 2009, con la esperanza de favorecer la inclusión de los filmes más populares y así congregar a un mayor número de espectadores frente al televisor para ver la gala de los Óscar.
La estrategia, sin embargo, no está funcionando a tenor de la caída de más de un 15% del índice de audiencia en la última ceremonia y la preferencia de los académicos por nominar películas con un cariz más independiente frente a las superproducciones taquilleras, más susceptibles de atraer público a la premiación.
Según la web especializada The Hollywood Reporter, la medida aprobada en 2009, tras la criticada ausencia de «El caballero oscuro» entre las candidatas a mejor película aquel año, cuenta con el rechazo de un amplio grupo del consejo directivo de la Academia de Hollywood.
Sus detractores consideran que, al permitir que haya hasta diez candidatos a mejor película, el galardón ha perdido prestigio.
Entre 2010 y 2014, los Óscar han contado con nueve filmes aspirantes a mejor largometraje, mientras que en 2015 solo ocho fueron seleccionados.
La Academia podría pronunciarse al respecto de este cambio en la reunión de su directiva prevista para el 24 de marzo.
En la primera etapa de esos galardones, el premio a la mejor película fue disputado por más de cinco producciones cinematográficas (en 1931 y 1932 hubo ocho candidatas, y en 1934 y 1935 hubo doce).
Posteriormente, durante nueve años se estableció el número en diez, hasta 1943.
Los Óscar contó con cinco nominados a mejor película desde 1944 hasta 2009.
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