Hèctor Hernández, con los actores Alba Ribas y Albert Carbó, y Cristina Pellisé, del departamento de maquillaje.

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Cursaba segundo de BUP cuando atisbó una noticia que se quedó en su retina de por vida. La información trataba de un celador que había practicado sexo con una mujer aparentemente fallecida y que, durante el acto, despertó y avisó a los médicos. «Un día pensé que aquello era una película», puntualiza Hèctor Hernández (Palma, 1975).

Aquel suceso lo transformó en 'El cadáver de Anna Fritz', su primer filme, un thriller rodado en Barcelona que presentó el pasado mes de marzo en la sección Midnighters del festival South by SouthWest (SXSW) de Austin y que en mayo desembarca en el festival Fantaspoa de Brasil.

Grabada en un único espacio, una morgue, y con un reparto de cuatro actores, Alba Ribas, Bernat Saumell (coproductor), Cristian Valencia y Albert Carbó, El cadáver de Anna Fritz busca que los espectadores «se sientan igual de monstruosos que los protagonistas y antagonistas y, al mismo tiempo, es un estudio antropológico en forma de thriller».

Insiste Hèctor Hernández en que es un largometraje realista y angustioso. «Una de las premisas que me impongo es la de prohibido aburrir al espectador treinta segundos. El realismo hace muy fuerte una película de terror o horror. Cuanto más real sea, cuando metes el elemento perturbador, coge una dimensión enorme que hace que el público deje de entretenerse para sufrir con la película. Y esta era la intención».

Está previsto que en España se estrene dentro de la próxima edición del festival de cine fantástico de Sitges, que se celebra del 9 al 18 de octubre.