El recorrido comienza en Aba Art (Plaça Porta de Santa Catalina, 21), donde Katharina Pfeil reflexiona acerca del sentido del tiempo, los estados de consciencia y las cuatro edades.
El trayecto continúa por la galería Maior, copada por los colores brillantes, «e incluso ácidos», y las sensaciones de ingravidez del pintor abstracto José Manuel Broto, Premio Nacional de Artes Plásticas.
En Kewenig se hospeda el debutante en la Isla Tomás Absolon y su White Indeed, una muestra que conjuga los blancos del espacio «bello» con cuadros de tonalidades azules y amarillas.
Girbent y Vasco Araújo, sus propuestas se alojan en Horrach Moyà. En Pictures, el primero reflexiona acerca de la porosidad de las fronteras entre universos planos. El segundo, mediante Memoria infinita, reúne un conjunto de trabajos en escultura, vídeo y fotografía.
El trabajo de María José Argenzio, en La Caja Blanca, parte de estudiar la identidad ecuatoriana. Exhibe recortes de los escudos de las familias ecuatorianas, publicados en una revista del periódico El expreso.
En Pelaires, Rafa Munárriz se adentra en los sistemas de tránsito de ciudades como Londres o Sao Paulo a través de elementos lineales y laberintos que generan circulación.
Quien también hace uso de las formas geométricas en su obra es Eok Seon Kim con Natural-mente, desde la galería Pep Llabrés Art Contemporani.
En Fran Reus, Bartomeu Sastre traza una denuncia «íntima» sobre los valores «de urgencia» que impone la sociedad, esa presión que acecha a los ciudadanos. A punto de llegar a la meta de la maratón se encuentra la galería Louis 21 e Ignacio Uriarte, con dos piezas diferenciadas: Una, donde predomina el audio y el tiempo, y la otra, de dibujos.
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