Daniel Acuña y Chloé Cruchaudet, frente a la carpa del Circ Bover, en sa Feixina. | Joan Torres
En un principio su intención era penetrar en el mercado franco-belga del cómic. Pero Daniel Acuña se desvió. Comenzó a tontear con el cómic americano y le aceptaron en la pandilla. «Una vez que entras allí, si te va bien, te empiezan a dar un trabajo detrás de otro», comenta antes de reconocer que perdió (bastante) su personalidad al dibujar superhéroes. Tuvo que adaptarse. «Cuando entras quieres gustar. Es como cuando ligas. Te pones tus mejores camisas y luego ya, cuando te la has ligado, eres tú mismo. ¿no? Y al final pues te dejan», prosigue el dibujante, que participa en la edición actual del festival CòmicNostrum. Igual que Chloé Cruchaudet, autora de Degenerado, una novela gráfica sobre un soldado travestido durante la Gran Guerra basada en una historia real.
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