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Un gran mural de 190 metros de largo por seis de alto, situado en la Biblioteca Nacional de Francia (BnF), se inauguró este lunes en París como el particular homenaje del artista Miquel Barceló (Felanitx, 1957) al filósofo Ramon Llull. De arcilla de Mallorca sobre cristal, la pieza se podrá ver durante los cinco meses que durará la exposición Sol y sombra, y después se destruirá.

Hasta el día antes de la presentación del mural, Barceló no dejó de realizar los últimos retoques al mural, que incluye autorretratos y múltiples motivos animales como pulpos, medusas, jabalíes o pájaros. Vidre de les meravelles, referencia al universo de Llull, o Le Grand Verre, tomado de Duchamp, son los dos nombres que toma el inmenso fresco, que al atardecer se ilumina a contraluz y proyecta luces y sombras sobre el suelo del gran pasillo del edificio François-Mitterrand de la BnF.

«Hay un proyecto en Brasil de una obra semejante que será para siempre pero esta se destruirá al final de la exposición», comentó Barceló, quien explicó que «no he seguido un orden para crear el mural porque no quería que se convirtiera en una escritura, deseaba que fuera una pintura».

A la inauguración asistió el embajador de España Ramon de Miguel; la presidenta de Balears, Francina Armengol; la consellera Esperança Camps y su homólogo catalán, Santi Vila; los máximos responsables del Institut Ramon Llull, encabezados por su director, Manuel Forcano, y los comisarios de la celebración del Any Llull, entre otras autoridades.
Sin ser una antológica, la exposición permite revisar algunas de las técnicas más usadas y temas recurrentes del autor durante toda su carrera, desde las coloridas piezas de los años 80 realizados en el taller de Barcelona, a los recientes cuadros monocromos de motivos taurinos, los autorretratos con aparatos eléctricos de los últimos años, la serie pornográfica Les 120 journées o las cerámicas y esculturas.

«El coste que ha aportado el Institut Ramon Llull para el mural, que se enmarca en los actos de conmemoración del Any Llull, es de unos 33.000 euros, que ha servido para ayudar a comprar el material y llevar a cabo la obra, además de la gran pancarta en una de las torres de la BnF», explicó Forcano, quien aclaró que «el artista no ha cobrado nada de esa cantidad».

Además Miquel Barceló también expone algunas de sus obras desde este lunes enel Museo Picasso de París.