Calasso, que es presidente y director literario de Adelphi, una de las editoriales de mayor prestigio internacional, ha analizado la repercusión que para el sector editorial ha tenido la aparición del libro electrónico, «cuya cuota de mercado ya se ha estabilizado». «Todo el mundo tiene ebooks, es una sección más dentro de nuestra editorial pero esto no cambia nada. Quién quiera lo utiliza pero esto no afecta en nada a la producción de libros en papel», ha apostillado.
Por otro lado, también ha bromeado sobre las dificultades para poder compatibilizar su labor de editor con la escritura, al señalar que es una situación que vive «desde hace más de 50 años». «Intento encontrar tiempo para todo e intento buscar soluciones en el día a día porque los dos son oficios a tiempo completo», ha indicado.
En cuanto a la concesión de este premio, Calasso ha reconocido que se trata de un galardón que «ha admirado siempre» y ha recordado «cuando tenía 20 años y se lo dieron a Borges». El Premio Formentor de las Letras tuvo una primera etapa (en los años 60), en la que fue impulsado por diferentes editores europeos de reconocido prestigio. Posteriormente, en 2011 y con motivo de su 50 aniversario, se volvió a conceder el galardón que, en estos últimos cinco años, ha recaído, cronológicamente, sobre Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, Javier Marías, Enrique Vila-Matas y Ricardo Piglia.
«Es un premio muy bien hecho, muy apasionante y recuerdo que los debates entre editores y escritores muy interesantes. Estoy muy contento de que se haya vuelto a reiniciar porque marcó toda una época y es un honor ser uno de los escritores en lengua no española que recibe este premio-- ha aseverado--. Ademas tiene un mecanismo muy interesante detrás pues hay una participación directa del jurado, formado por escritores que escriben para justificar su concesión».
El autor, conocido por ensayos como 'Los cuarenta y nueve escalones', 'La ruina de Kasch', 'Las bodas de Cadmio y Harmonía', 'Ka' o 'El ardor' (su última novela publicada, que llega a España de la mano de Editorial Anagrama), entre otros, también se ha mostrado reacio a profundizar en la definición de géneros literarios y ha abogado por «hablar de la literatura».
«Siempre he pensado que mis libros se intentan clasificar como ensayo o narrativa cuando son dos cosas que van de la mano. El ensayo no es una forma cerrada, se va transformando, y en mis obras hay una parte de narración y luego a través de ella hay una parte de pensamiento. Y tanto una como la otra están entrelazadas. Por lo tanto, la diferencia entre géneros no es una clasificación útil: hay que hablar de literatura y ahí se engloba de todo», ha argumentado.
Evolución
La mitología griega y la religión hindú son dos de las temáticas habituales a las que el escritor suele recurrir, una predilección que justifica porque, como recuerda, el mundo actual «está fundado en la historia griega», mientras que la religión hindú «es otro bosque inmenso, vinculado a un pensamiento que va muy lejos, es muy audaz y que tendríamos que redescubrir».
Por ello, Calasso considera que el mundo actual ha evolucionado «poco» con respecto a las civilizaciones de la antigüedad. «El camino que indica esta historia (en alusión a 'El ardor' es muy diferente del actual», lamenta.
Precisamente, 'El ardor' (Editorial Anagrama) ahonda en una civilización que existió hace 3.000 años en el norte de India, de extraordinaria riqueza aunque no dejó reliquias arquitectónicas ni artísticas», sino una serie de textos en torno al Veda (el saber), textos que, en su mayoría, son minuciosas prescripciones para ejecutar los ritos, desde el más sencillo al más complejo, como el sacrificio.
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