Ariel Rot, durante su actuación en las fiestas de Sant Sebastià de Palma. | Jaume Morey

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Los conciertos de la Plaça d’Espanya pusieron anoche el broche a las fiestas de Sant Sebastià. Whole Lotta Band, un conjunto local tributo a Led Zeppelin, alzaba el telón y servía de aperitivo a la espera del plato principal de la noche: el argentino Ariel Rot, uno de los más fervientes embajadores del rock en español, que llegaba con nuevo material: La manada. Un disco fiel a sus orígenes donde el ex Tequila encaja pedazos de rock en un mapa sonoro por el que también circulan blues, swing y jazz.
Con un sonido potente y una puesta en escena que recordaba a los auténticos Led Zeppelin, Whole Lotta Band releyó con acierto alguna de sus canciones más emblemáticas. Más tarde, ante algo más de medio millar de personas, irrumpió Ariel Rot con la hermosa historia del Vals de los recuerdos, que interpretó acompañado por un conjunto de tres piezas, demostrando el excelente catálogo de recursos que atesora a la guitarra, y esa voz, a lo Dylan, a lo Jagger, que sólo poseen los rockeros argentinos.
A sus 56 primaveras, sabe más por viejo que por rockero, Ariel Rot es un compositor emocionante que aún conserva el brillo juvenil en esos ojos verdosos que se las llevaba de calle cuando entonaba, con apenas dieciocho años, el ‘rock and roll en la plaza del pueblo’ junto a los añorados Tequila. Sin estridencias, demostró que bastan tablas y un poco de carisma para arrollar al público con un ejercicio de rock vitamínico y contagioso.