El barco romano que lleva el nombre de Cabrera XIV y que se hundió en aguas del actual parque nacional está datado entre los siglos III y IV después de Cristo. | IBEAM

TW
7

El barco romano que lleva el nombre de Cabrera XIV y que se hundió en aguas del actual parque nacional transportaba entre 1.500 y 2.000 ánforas procedentes del norte de África que, supuestamente, llevarían salsa de pescado.

El resultado de la investigación fotográfica hecha a 70 metros de profundidad por dos buzos especializados, que realizaron fotografías para un programa digital, permitió analizar el pecio con detalle y este jueves se presentaron los resultados con el compromiso del Consell de someterlo a vigilancia para evitar expolios.

El patrón de barco Jaume Ferrer descubrió este yacimiento en el mes de abril del año pasado y se puso en contacto con los arqueólogos expertos en subacuática Sebastiá Munar y Javier Rodríguez Pandozi. Tras comprobar que se trataba de un yacimiento datado entre los siglos III y IV después de Cristo, lo comunicaron a Patrimoni Històric del Consell.

A partir de ahí comenzó un trabajo de análisis de la situación del pecio, en el que colaboraron varias administraciones, y la conclusión es que se encuentra en buen estado.

El pecio presenta un túmulo de planta ovalada de unos 15 metros de largo por 10 de anchura, con una carga de entre 1.000 y 2.000 ánforas del norte de África y el sur de Hispania que se utilizaban para transportar salsas de pescado, un condimento muy apreciado por los romanos.

«Se conserva buena parte del cargamento colocado en la posición original. Muy probablemente también se conserven restos de la madera de la embarcación bajo el túmulo de ánforas», han indicado los arqueólogos, que subrayan en su informe que «sin duda» es el pecio mejor conservado de Baleares y uno de los mejor preservados del Mediterráneo occidental.

Los científicos han alertado de que, pese a estar en una zona vedada a la pesca y el buceo y a 70 metros de profundidad, el pecio «padece un riesgo elevado de expolio».

El vicepresidente del Consell de Mallorca, Francesc Miralles, responsable de Patrimonio, ha destacado que tras confirmar el análisis inicial el valor del hallazgo, es preciso «establecer mecanismos para la preservación de este bien patrimonial y habilitar sistemas para que esta riqueza cultural pueda llegar a la población».

Ha recordado que para ello será muy relevante culminar la Carta Arqueológica Subacuática de Mallorca que ha puesto en marcha la institución insular.