El Born estuvo muy concurrido en las primeras actividades de la Fira. | Joan Torres

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Con terrazas y turistas como telón de fondo –además del tráfico habitual–, el poeta y narrador Carles Rebassa protagonizó un pregón muy crítico con las instituciones, aunque desde el principio del acto renegó del término ‘pregón' por ser un «hispanismo inecesario», aludiendo a un texto de Gabriel Bibiloni. Es la primera vez que libreros y terrazas conviven en el Passeig del Born, y algunos de los asistentes manifestaban su incomodidad por el ruido, aunque Rebassa supo imponerse con su potente voz y un texto que sonrojó a más de un político presente. La cita se prolongará hasta el 4 de junio con un amplio calendario de actividades, que este viernes arrancó con éxito.

Rebassa arremetió contra la Palma turística y como «marca comercial hecha a imagen y semejanza de los poderes estatales, económicos, morales y del poder en general». No vaciló a la hora de apelar a Cort al nombrar la persistencia de la calle Joan Massanet i Moragues «un alcalde fascista», o hacer un llamamiento a que el Ajuntament «emprenda políticas culturales abiertas, transparentes, con la trasparencia que tiene la cultura, porque si no es transparente ya no es cultura, sino solamente sillas, empresas, corbatas y amigos».

Carles Rebassa.

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No se olvidó tampoco del Govern balear, al que instó a «mantenerse firme y valiente, a ser de izquierdas y ser de aquí», sentenció. Una de las críticas más duras y que el público más celebró fue la mención a IB3 y a Andreu Manresa, al que invitó a superar la cultura más allá de «cocarrois o de uep com anam».

Tampoco faltaron alusiones al circo que envuelve el mundo de la publicación de libros como medio para «salir por la tele». A su vez, Rebassa defendió la lectura por placer, «no como acto obligatorio, ni como esnobismo, ni como termómetro comercial».