Carlos Goñi, líder de Revólver, en una imagen promocional.

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Carlos Goñi ha estado recuperándose de un período complicado, en el que afirma que se sintió como en un «sótano con la luz apagada». Esas vivencias quedaron plasmadas en su anterior LP Babilonia (2015). El alma de Revólver necesitaba tomar aire y dio un golpe de timón que le llevó de nuevo a casa, a sus inicios, a su versión clásica. Tras la tormenta llegó la calma y, de su mano, Capitol (2017) vio la luz. Un trabajo, el decimonoveno de su carrera, en el que retoma su narrativa confesional, sus maneras rockeras y ese aire de profeta urbano de honestidad intachable. El Auditòrium de Palma acogerá su puesta de largo este viernes 9 de junio, a las 22.00 horas.

Capitol marca un punto de inflexión en la trayectoria de Revólver, tras 27 años trabajando con una multinacional el levantino firma con la distribuidora independiente Altafonte. Pero, sobre todo, este disco marca el regreso a la luz, al optimismo, del artista: «Capitol está hecho fuera del sótano, con muchas ganas de vivir y contar cosas. Estas canciones son el resumen de una nueva etapa de mi vida», afirma Goñi, que, no obstante, es consciente de que en este país cada vez que publicas «te enfrentas a una reválida, pero no me obsesiona porque pienso que los discos son capítulos de un mismo libro que eres tú». Sus letras nunca esconden la cabeza, «el artista tiene una responsabilidad social evidente por su capacidad para amplificar mensajes», sostiene. Tampoco entiende las canciones sin la emoción, «nunca he hecho una canción por agradar o completar un repertorio», y reconoce haber aprendido de cada paso en falso: «Si llevo tres décadas haciendo canciones es porque cada fracaso me ha ayudado a aprender y mejorar».

Muchos artistas llevan años persiguiendo el misterio de la canción, ese mágico sortilegio por el que un puñado de versos, un par de acordes y una buena historia se quedan adheridos a los pliegues de la memoria. Carlos Goñi es uno de los pocos que han descifrado ese intrincado criptograma, para plasmar pequeños manuales de rock urgente y fibroso. «Solo te puedo decir que no me importa el dinero, ni las casas, ni los coches de lujo, solo levantarme por la mañana y tocar», concluye.