Pastora Soler en una imagen promocional. | Jose Luis Tabuena

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En los últimos años, pocos artistas españoles pueden presumir de haber salido reforzados de su paso por Eurovisión. Pastora Soler (Sevilla, 1978) es una de ellas. En 2012, rendía a Europa a sus pies con una interpretación impecable, catapultando una carrera ya consolidada que inició con apenas catorce años. Sin embargo, en diciembre de 2014, se veía obligada a hacer un alto en el camino al verse incapacitada (se ha hablado de agotamiento, bloqueo y saturación) para subirse a un escenario. Ahora regresa con nuevo disco bajo el brazo, La calma, y una gira que la llevará por primera vez a pisar un escenario de Ciutat: el del Auditórium de Palma, el próximo viernes 23.

—Nunca se había tomado tanto tiempo entre disco y disco. ¿Cómo se afronta una gira después de cuatro años?
—Cada concierto está siendo muy especial. Reencontrarse con el público después de tanto tiempo es emocionante. Llevo ya quince ciudades recorridas y es curioso porque, normalmente, el repertorio varía a lo largo de la gira, pero de momento no hemos cambiado ni una canción. Es un espectáculo que ‘camina' muy bien.

—¿Le sorprendió que el disco llegara al número uno en ventas?
—Muchísimo, nunca había tenido un disco número uno. Al parecer, la gente estaba esperando nuevas canciones. Es una inyección de ilusión muy grande, y también es gratificante, porque significa que al público siguen llegándole las canciones, y las esperan con ganas para que les acompañen en sus vidas.

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—Curiosamente, el single de presentación se llama La Tormenta. ¿En qué momento artístico está, en calma o en tormenta?
—Estoy en calma, pero es verdad que he pasado por una tormenta importante. Lo imprescindible es sacar lo bueno de esta última. La decisión de lanzar ese tema como single era, precisamente, para dar ese mensaje y para explicar lo que me había pasado a nivel personal.

—¿Qué puede esperar el público que el próximo día 23 acuda al Auditórium de Palma?
—Es un espectáculo de casi dos horas, en el que hay muchas canciones de este último disco, pero también de los anteriores, incluso con alguna pincelada de mis inicios en la copla. Hay cambios de registros, de colores, de ritmo. La carga emocional está presente, pero no se puede aguantar todo el tiempo con lo mismo.

(Puedes leer la entrevista completa en el periódico Ultima Hora).