El cineasta Daniel Monzón habla de su nueva película Yucatán. | Teresa Ayuga

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Celda 211, ganadora de ocho premios Goya en 2010, es una de las películas más importantes y exitosas del cine español de los últimos años. De hecho, «aún me paran por la calle para decirme que les gusta, por eso entiendo que ha envejecido bien». Lo dice su director, Daniel Monzón (Palma, 1968), quien este jueves presentó un pase de esta cinta en Palma, dentro de un ciclo del Arxiu del So i de la Imatge dedidado a su filmografía. Mientras, prepara el estreno de la comedia Yucatán, que llegará a las salas el 31 de agosto y le gustaría hacer una premiere en Palma, porque «Mallorca, de una forma u otra, siempre está en mis películas».

¿Cómo ha sido volver a encontrarse con Celda 211?

—No suelo ver mis películas una vez ha pasado un tiempo. Sí las veo mucho cuando se estrenan porque me gusta aprender del espectador, pero después procuro olvidarme un poco. No he vuelto a ver Celda 211 desde entonces. Se vio en todo el mundo y la acompañé por todo, a Roma, Londres, Nueva York o Shanghái. La respuesta fue muy positiva en todos los lugares y eso es algo complicado de conseguir. Funciona como un reloj, da igual que la vea un canadiense que un español. Es un orgullo.

En agosto estrena su nuevo filme, Yucatán, una comedia. ¿Por qué este cambio de registro?

—No me gusta encasillarme en lo que ya he hecho. Cada película es un reto en el que me meto porque me lo pide el cuerpo. Tenía ganas de algo aparentemente más ligero, porque una comedia debe serlo, pero detrás hay mucho trabajo. Me apetecía reir y disfrutar, y que también lo hiciera el público. Conduzco mi vida con el humor, incluso la tragedia de Celda 211 tenía una parte divertida. Todas mis películas tienen ese punto. Mis cintas favoritas son comedias, de hecho, pero de un estilo más clásico. Es maravilloso escuchar a la gente reir viendo una comedia tuya.

Yucatán se ambienta en un crucero en el que viajan dos estafadores. ¿Cómo fue el rodaje?

—Es una comedia grande, con muchos escenarios. Está rodada en Casablanca, Brasil, México, en el Atlàntico y en Tenerife. Es espectacular, tiene comedia, musical, aventuras y un poco de drama. Es una filme de personajes. Tiene un tono de comedia, pero también conmueve, te interesa lo que le ocurre a los protagonistas. Su esquema es clásico, con una parte abierta al disparate. La he visto con público y la gente se emociona.

Cuenta de nuevo con Luis Tosar. ¿Qué ha encontrado en él?

—Luis es un actor extraordinario, le considero uno de los mejores actores del mundo. Es tan bueno por su enorme humanidad y por la humanidad que traslada a sus personajes. Aunque interprete a un ser despreciable, como en Celda 211, logra que empatices con él como ser humano. Tiene una vena para la comedia que nadie ha explotado y al final lo he hecho yo.

La libertad de expresión entre los artistas parece estar en entredicho. El rapero Valtonyc está a punto de entrar en prisión, pero mañana podría ser un cineasta...

—Lo que está pasando es horroroso. La libertad de expresión no debería coartarse, pero peor es la autocensura. Los artistas no deben ‘domesticarse' por miedo, la autocensura es algo terrible.

¿Se ve dirigiendo una serie de televisión?

—Es un lenguaje que me interesa como cineasta. Me encanta el cine y yo quiero seguir haciendo películas; pero si encuentro una buena historia para desarrollarse en una serie, me metería en esa aventura. Una serie te permite algo que el cine no, el desarrollo de los personajes y eso me atrae. De momento tengo ideas y alguna conversación, pero no una propuesta firme.