¿Qué tal está llevando este año de tantísimos conciertos?
— La verdad es que con mucha intensidad y, también, algunas dosis de histeria. Hay una droga constante que es la adrenalina, pero es parte del espectáculo. Se podría decir que estoy en la mejor etapa de mi vida.
Vivió en Mallorca como estudiante durante unos años y tocaba en bares y cafés, ¿cómo recuerda la experiencia?
— Realmente no estudié mucho (risas), sólo asistí a una asignatura de psicología del arte, en la que saqué buena nota porque presenté un trabajo analizando la canción Blowing in the wind, de Bob Dylan. Si ésta está siendo la mejor etapa de mi vida, aquella sería la segunda. Fue muy divertida. En Mallorca toqué por todos lados, aprendí mucho de performance y, también, de música. Fue un proceso muy importante y clave para poder estar donde me encuentro ahora.
¿Se siente cómodo actuando en grandes recintos?
— Cada uno tiene su encanto. De los lugares pequeños, como bares o cafés, me quedo con la cercanía que permiten con el público, y de los grandes recintos, como auditorios o el teatro donde voy a actuar, con la acústica y las mayores oportunidades que ofrecen.
Viene a Palma a clausurar el festival Jazz Voyeur, ¿qué ha preparado para el concierto?
— Es muy simbólico que mi gira acabe también aquí, donde todo empezó. En el concierto se podrán escuchar canciones de mi primer disco, Excuse me, y de mi trabajo más reciente, Mano a mano. Pero será un concierto muy libre y espontáneo, como los que estoy acostumbrado a dar. También habrá hueco para alguna sorpresa que estoy preparando.
Bob Dylan decía: «De mi vida privada sólo hablo en mis canciones», ¿hay algo de eso en su música?
— Para nada, infelizmente siempre hablo de mi vida privada. Además, yo no compongo varias de las canciones de mi disco, por lo que tengo que hacer un gran trabajo para sentir lo que estoy cantando, a pesar de no haberlo escrito yo.
¿Se considera adicto al público?
— Sí, pero más adicto al show, a la música en sí. Es lo que decía antes de la histeria pre-performance, pero está claro que sin público esto no existiría. Todo está conectado.
Participó en el programa de televisión portugués Pop Idol, ¿cuál es su opinión acerca de los reality shows musicales?
— Antes tenía una visión muy fundamentalista de la música, pero ahora me doy cuenta de que la gente que participa es para ganar público, lo que veo totalmente legítimo si ya tienes tu carrera y un camino definido. Lo mejor es que los programas dejaran hacer su propia música a los participantes. Vas allí y te convierten en un producto.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.