El cineasta Toni Bestard posa para esta entrevista en Palma. | Pilar Pellicer

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Background, el último cortometraje que ha dirigido Toni Bestard (Bunyola, 1973) y una especie de crossover de un proyecto anterior, el celebrado Foley Artist, ha dado muchas alegrías al cineasta en este 2018 que está a punto de concluir. En concreto, diez alegrías en forma de premio en diferentes festivales internacionales; los últimos, hace apenas dos semanas en certámenes de Vitoria y Salerno (Italia). En este momento, a puertas de un nuevo año, el realizador se encuentra inmerso en la postproducción de su segundo largometraje de ficción, de título provisional Paradise Inn, una cinta que llegará tras El perfecto desconocido (2012), su debut en el largo, y el documental de 2015 I am your father, que codirigió junto a Marcos Cabotá y que fue nominado al Goya.

'Background' está arrasando en el circuito de festivales. ¿Esperaba esta acogida para su cortometraje?
—El camino ha sido muy bueno, casi cada fin de semana he participado en algún festival. Ya lleva acumulados diez premios, aproximadamente. Yo pensaba que iba a ir bien, porque, sin querer dejar de ser modesto, el corto es una prolongación estética y conceptual de uno de mis filmes anteriores, Foley Artist, que recibió en su momento muchos reconocimientos. Con este sigo las mismas pautas.

Al mismo tiempo, está trabajando en su tercer largometraje, el segundo de ficción tras El perfecto desconocido (2012). ¿En qué fase se encuentra?
—Estamos en fase de postproducción y barajamos aún dos títulos; de momento, será Paradise Inn, que es el que hemos tenido durante el rodaje.

¿Qué puede avanzar de esta nueva película?
—Si El perfecto desconocido era muy personal, ésta creo que lo es más. Tiene una mirada muy libre. Es una película pequeña y que se ha hecho rápidamente. Paradise Inn surge, de alguna manera, de mi necesidad de hacer algo que no estaba en mis planes hace un año. A principios de 2018 tuve la idea, la desarrollamos y la rodamos en petit comité. Creo que gustará a la gente que conoce mi cine y le gusta. Tiene una mirada de autor.

¿Cómo es el cine de Toni Bestard?
—Trato de hacer un cine que me gustaría ver a mí, como espectador. Intento que haya un subtexto detrás de las historias que cuento, que a primera vista sea sencillo, pero en realidad no lo es. Trabajo dos corrientes, una es mi continuo homenaje al cine, y la otra es más social. Paradise Inn va en esta última línea.

La otra cara del turismo, inmigración, transexualidad. El filme tocará temas que están muy de actualidad.
—No sé si para bien o para mal, pero si, están de actualidad. Yo plasmo el universo en el que vivo, mi realidad. En este caso hablo de la cara B del turismo, de las familias que viven de él en una situación más bien precaria. Narro el viaje de los hijos de una familia, y a través de su mirada se introduce la trama principal, que es una película casi infantil, de aventuras, para pequeños y mayores. Habla de la vida, de la amistad, de la muerte, de la inmigración.

La presente legislatura tiene los días contados. ¿Ha sido buena para el sector audiovisual?
—Los datos están ahí, y han sido los mejores años en lo que se refiere al apoyo al cine. Eso es así. Las ayudas han aumentado, pese a que hayan llegado un poco tarde. Mi filme cuenta con la colaboración del IEB.

Su ‘colega' Marcos Cabotá, con quien aspiro al Goya en 2016 por I am your father, vuelve a estar nominado. También Gaza, de Carles Bover, en la misma categoría –corto documental–. ¿Qué pasará?
—Me gustaría que ganará Kyoko, me haría ilusión por Marcos. Repararía la injusticia de I am your father; pero también me haría ilusión que se lo llevara Carles Bover, porque fue mi alumno. Aún así, estoy seguro de que el Goya volverá a la Isla en febrero. No nos podemos olvidar de David Marqués, de Eivissa, que está nominado por el guion de Campeones. Seguro que gana.

¿Cuáles han sido sus películas favoritas de 2018?
—Española, El reino; y a nivel internacional, Bohemian Rhapsody, aunque Cold War me ha encantado, y también Roma.