Según ha anunciado este jueves la familia de Eduardo Chillida en un comunicado, en el museo situado en torno al caserío Zabalaga de Hernani «se están llevando a cabo trabajos de restauración que permitirán acoger a un flujo continuado de visitantes mayor» y que incluyen una «actualización respetuosa» de las instalaciones.
Chillida Leku se cerró al público en 2011 después de que la familia del artista no llegara a un acuerdo con la Diputación de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco, y desde entonces solo podía ser visitado con cita previa. «Estamos francamente encantados ante esta nueva etapa que va a experimentar Chillida Leku», asegura el comunicado de la familia.
«El hecho de poner de nuevo en pleno funcionamiento el museo nos ilusiona y estamos seguros de que nuestros padres estarán felices por ello. No nos cabe duda de que la gran expectación que despierta la reapertura y el creciente interés que la obra de Chillida ha tenido irá seguro en aumento en el futuro», recalca.
Los trabajos de «actualización» de las instalaciones se llevan a cabo bajo la supervisión del arquitecto argentino Luis Laplace, en colaboración con Jon Essery Chillida, nieto del escultor, y cuenta con la aportación del arquitecto de naturaleza holandés Piet Oudolf, que introducirá «sutiles elementos paisajísticos».
El caserío Zabalaga, una construcción tradicional vasca del siglo XVI y que constituye la edificación central del museo, conservará «exactamente el mismo aspecto y estructura» que concibió Chillida aunque contará con mejoras en la iluminación, el aislamiento de techos y suelos y accesibilidad.
Además se abrirá un centro de bienvenida, una cafetería y una tienda al tiempo que se acometerán adecuaciones en el aparcamiento.
La exdirectora del Gaudí Exhibitión Center Mireia Massagué, que trabajó también con el Teatre Nacional de Catalunya, asumirá las labores de dirección que llevará a cabo «con estrecha colaboración con la familia Chillida, que tiene la propiedad y gestión del museo».
Massagué ha mostrado sus deseos de que en su nueva etapa el espacio dedicado al escultor guipuzcoano sea un «lugar de encuentro internacional, buscando la complicidad con el territorio y la sociedad local».
Una vez entre en funcionamiento el «equipo histórico» del museo «se irá ampliando progresivamente» lo que lo consolidará «como un foco de creación de empleo y dinamización de la economía local», agrega el comunicado.
La familia Chillida asegura que para emprender las obras de renovación ha contado con la «complicidad y apoyo» de «distintas administraciones» del País Vasco, entre las que ha destacado el departamento de Cultura, Turismo, Juventud y Deporte de la Diputación de Gipuzkoa, que durante los trabajos ha facilitado espacios en Gordailua, el centro Colecciones Patrimoniales de la institución foral, para la custodia y almacenaje de las obras que estaban expuestas en Zabalaga.
Asimismo subraya que la galería suiza Hauser & Wirth, que desde 2017 lleva la representación de la familia Chillida, ha aportado asesoría y acompañamiento individualizado en diseño del nuevo «modelo sostenible para Chillida Leku y para que las futuras generaciones puedan seguir descubriendo la vida y la obra» del escultor.
Chillida Leku está situado a las afueras de Hernani, cerca de San Sebastián, y está compuesto por un paraje de 11 hectáreas que acoge 40 esculturas al aire libre y el caserío Zabalaga. Los terrenos y la edificación fueron adquiridos en la década de los años ochenta por Eduardo Chillida y su esposa, Begoña Belzunce, quienes restauraron y acondicionaron el conjunto, que fue inaugurado en septiembre de 2000.
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