Catorce poetas de nueve lenguas diferentes se subieron al escenario para recitar –aproximadamente seis minutos cada uno– algunos versos en su lengua materna. Así, participaron autores como los cubanos Ileana Álvarez y Francis Sánchez –este año como escritores refugiados del festival–, Adela Greceanu (Rumanía), Chus Pato (Galicia), José F. A. Oliver (Alemania) o Jad Hatem (Líbano, en francés) o Lebobang Mashile (de Sudáfrica, en inglés), entre otros.
Además, Magnétika y Pedro Oliver (director de arte de esta cita y que se ha ocupado de la edición del libro) realizaron proyecciones de videoarte y mapping sobre estos creadores, mientras que la compositora Clara Peya (Premio Nacional de Cultura 2019) ponía el acento más musical en el piano de cola.
Todo ello, sin subtítulos ni traducciones. «Será más como un concierto, la gente irá a escuchar y a sentir la poesía, la musicalidad de los versos», avanzaba Biel Mesquida antes de la puesta de largo. Como director de la cita, Mesquida abrió la noche con un balance de estos 21 años de Festival de Poesia de la Mediterrània, una cita que quiere ser epicentro de la multiculturalidad, propio del Mediterráneo, y poniendo en valor la cultura y lengua catalanas.
Además, Mesquida también aprovechó para recitar un poema, una «oda» de Joan Brossa –autor al que se rinde homenaje en esta edición y del que se conmemora el centenario de su nacimiento– que dedicó a otro genio, Joan Miró.
A pesar de presentarse como un «fin de fiesta» –tras una buena cena en el mismo Principal para los escritores y voluntarios–, todavía quedan dos citas más: el concierto del grupo catalán El Petit de Cal Eril (alias de Joan Pons, músico catalán, el próximo martes 28 de mayo, a las 20.00 en el Principal– y, también en este escenario y a la misma hora, el jueves 30 de mayo, un recital que fusionará música y poesía a cargo del pianista Andreu Riera y la autora ganadora del Premio Nacional de Poesía 2018 Antònia Vicens.
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