Lyona muestra el interior de su libro ilustrado. | Pilar Pellicer

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Todo empezó con la foto de su nuevo consolador en Instagram: a partir de entonces, empezaron a lloverle consultas de seguidoras de la ilustradora Lyona Ivanova, que el 12 de septiembre sacó un libro sobre sexualidad y ya está en la tercera edición. Este viernes presentó Sex ¡oh! en Rata Corner, un libro reivindicativo en el que, tras la resaca del 8M de 2018, las mujeres reclaman sus orgasmos y una sexualidad que las tenga en cuenta. Tinder, el rasuramiento de los genitales, el orgasmo y el clítoris son los protagonistas de unas viñetas en las que se combina humor, información y feminismo.

Tras el 8M, las mujeres se defienden con el #metoo. Con libros como el suyo, ¿se está reivindicando una sexualidad diferente?
—Es otra ola, es una revolución sexual. El sexo también es política y es muy necesario hablar de ello. Durante mucho tiempo no se ha hablado de la sexualidad femenina, como si no existiera, pero en mis redes no paro de recibir consultas de mujeres que me dicen que han pasado mucha vergüenza.

¿Cómo surgió este libro?
—Me regalaron un vibrador y colgué la foto en Instagram. Entonces me empezaron a preguntar si me masturbaba y me quedé alucinada. ¿Aún estamos así todavía? Yo misma creía que tenía una relación abierta con el sexo pero tenía muchos prejuicios y tabús. Me he dado cuenta de que yo priorizaba el placer del otro sobre el mí. Pensaba que si era complaciente me iban a querer más y no le daba importancia a mi placer.

En su libro narra sus aventuras al entrar en Tinder y narra experiencias como el hombre que le reclamaba estar rasurada y el clítoris no sale en los libros de texto.
—Ahí fue cuando empecé a preguntarme ‘¿dónde coño está mi placer?'. Cuando publicaba una viñeta sobre mis experiencias, muchas mujeres me decían que les había pasado lo mismo. Y no es culpa nuestra, no estamos mal ni tenemos ningún defecto. Es la estructura de la relación heterosexual en la que se nos considera un recipiente.

¿Nos falta educación sexual?
—Siempre se habla del cuidado a no contagiarte de una enfermedad o el embarazo, pero nadie habla del placer, el cariño, el amor. Y tendría que ser una asignatura obligatoria.

Se ha hecho muy famoso el vibrador-succionador.
—Hay un boom. Mi primer vibrador lo compre hace cinco años y cuando lo probé, aluciné.

Las mujeres apenas hablan de masturbación.
—De pequeños los niños confiesan que se masturban, incluso en grupo. Pero si una chica dice que se toca, es la guarra. Alguien me contó que un chico le dijo que era demasiado guarra para ser su pareja. ¿Acaso es malo? Luego hay hombres que dicen que se sienten atacados, pero con mis viñetas yo ataco al sistema, al patriarcado.

Sostiene que aprender de sexo con porno equivale a aprender a conducir con la película The Fast and The Furious.
—Cuando veíamos Canal Plus, era muy suave. Ahora, niños de nueve años ven porno violento y su grito de guerra es bukake, pero no se habla de un sexo realista. Hay quinceañeros que toman viagra para mantener el nivel. Arreglar esto conllevará diez años, dicen los sexólogos.

Tiene cuarenta años y habla maravillas del sexo a esta edad.
—Hemos tardado mucho en autoconocernos y ya sabemos lo que nos gusta. Ya no tenemos vergüenza. Hay una necesidad de hablar del sexo desde un punto de vista feminista. Una lectora me confesó que gracias a mi libro tuvo un orgasmo por primera vez.