Todo el mundo sabe cómo empieza y termina el cuento...
— Bueno, en éste te digo que Caperucita se come al lobo (comenta entre risas). Mira, Caperucita es un clásico, pero en esta ocasión tiene 14 años. La abuela y la madre le han hecho ser mucho más lista que el lobo.
Supongo que en el día a día se habrá encontrado con muchos lobos feroces, ¿no?
— Alguno que otro, pero no muerden. No temo a ningún lobo. De pequeña me contaban cuentos y aquellas historias que escuchaba, con los años, las he interpretado, como Blancanieves, Cenicienta, El zorro, el musical de La Bella y la Bestia, etc.
A pesar de la juventud que derrocha en un primer vistazo, lleva más de quince años subida a los escenarios.
— Gracias. Empecé muy jovencita con Rafel Brunet, quien además de director es quien hace los guiones, prepara los decorados, el vestuario, compone la música, etc. Es un hombre que siempre ha confiado en mí y con el que he aprendido mucho. En esta obra, Rafel también actúa.
Creo que el año pasado tuvo un pequeño percance sobre el escenario, que le ha tenido apartada durante un tiempo. ¿Es eso cierto?
— Sí, el año pasado, en una función, resbalé al subir al escenario y me rompí los ligamentos. Ahora regreso pisando fuerte y con mucha ilusión.
¿Se puede vivir en Balears del teatro o de la música?
— Es muy difícil. Yo trabajo en una recepción de hotel. Cosa que me apasiona, al igual que el teatro, la música o presentar. Intento disfrutar de todo lo que hago y, aunque he tenido algunas ofertas para cruzar el charco, nunca me llegué a atrever a cruzarlo. Estuve durante medio año en Barcelona trabajando, pero Mallorca me tira mucho.
¿Cómo estudia sus guiones?
— Pues le confesaré que, cuando era estudiante, me aprendía antes el guión que la lección o los deberes del colegio. Me estudio los guiones con la televisión en marcha, porque hace que me concentre muchísimo más, y pasar también del ruido. Luego me coloco frente al espejo, a gesticular, a probar voces.
Si escribiera usted misma el cuento de Caperucita Roja y el lobo feroz, ¿cómo sería su versión de la obra?
— Me imagino que una Caperucita que no tendría nada que ver con el cuento que nos contaban nuestros padres, con Instagram, haciéndose selfis con el lobo en el bosque. Quizás no iría con su clásica falda o vestido de niña mona, le pondría unos pantalones de pitillo, con deportivas y luciendo unas uñas acrílicas.
En la vida real, ¿tiene algo usted de Caperucita Roja?
— Tengo un poco de inocencia y la gente dice que soy muy alegre, pero todo eso se desmorona cuando saco mi carácter.
¿Qué otro papel le gustaría interpretar?
— Tengo muchísimas ganas de hacer el papel de mala, de bruja o malvada. Y cómico también.
¿Cómo se prepara físicamente antes de una gira?
— Tanto para cantar, como para actuar, hay que tener un buen fondo físico. Afortunadamente, desde siempre me ha gustado hacer deporte. Salgo a correr, voy al gimnasio, me va muy bien tanto para coger fondo como para desconectar del trabajo y el día a día.
¿Qué me dice del programa La Voz?
— (Risas). Estuve en las primeras audiciones a ciegas del programa, pero no la pasé. Nadie se giró, la verdad. Así que, aunque me animaron a volver a presentarme y probarlo de nuevo, me bastó con la experiencia anterior. Aquello es más cosa de televisión.
Y, musicalmente, ¿qué proyectos tiene en este momento?
— Seguimos con mi grupo musical, Voltors Band, además de ir a verbenas con Roda Monds. Mi pasión por la música está en los estilos de blues, soul y jazz, aunque en realidad yo canto de todo.
4 comentarios
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Es una lástima que saques estas conclusiones de la entrevista. Los cuentos muestran, tradicionalmente, una imagen de la mujer débil, necesitada de ser salvada por un príncipe, por lo que no pasa nada por cuestionar ese mensaje o actualizarlo, diciendo a las niñas que (si así lo desean) no necesitan al príncipe salvador para ser felices y a los niños que no tienen que ser príncipes que salven la vida de nadie. En cuanto a Marta, solo decir que es una profesional, que domina las tablas y que, además, es muy buena compañera.
El "cuento infantil" de la Caperucita Roja que conocemos hoy, es en realidad una adaptación muy light de los Hermanos Grimm de una historia medieval. En La historia original, el lobo descuartiza a la abuelita, la cocina, y engaña a Caperucita para que se coma los restos de la iaia. Después, la sigue engañando para que se quite la ropa, se acueste con el y, después, el lobo se la zampa. Terrible. La moraleja original, es que el bosque en la Edad Media, no era un lugar para que senderistas y domingueros paseen y se tomen selfies, sino un lugar peligroso de verdad
Los cuentos "infantiles" eran cuentos morales, para que la gente aprendiese cosas de la vida, que lástima de jovenes que tonterías que dicen.
Jajaja pero mucho muuuucho más claro!!!! En el mundo en que vivimos toca decir que la mujer es mucho más lista, guapa, simpática y valiosa que cualquier hombre o elemento masculino que no sabemos hacer la "O" con un canuto jajajaja vengaaaaa feminacismo de nueva generación!!