La escritora Antonina Canyelles, en una imagen reciente tomada en la librería Embat de Palma. | Jaume Morey

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Antonina Canyelles (Palma, 1942) es una «poeta punki e irreverente», una «mujer combativa y punzante», según Jon López de Viñaspre, de Lapislàtzuli, sello que se ha convertido en el predilecto de la autora y donde publicó en 2018 su último libro, Les banyes del croissant. Ahora, la editorial rinde homenaje a la «vieja rockera que nunca muere» con una edición especial ilustrada por Marc Gil de Putes i consentits.

Se trata de una antología poética que vio la luz por primera vez en 2011 y cuya segunda edición llegó en 2014 y que incluye la mayoría de los poemas de los libros Quadern de conseqüències (Premi Marian Aguiló 1979), Patchwork (1981), Piercing (2005) y D'estructura circular (2007).

Premio

Quadern de conseqüències fue el primer título de Canyelles y con él ganó su primer y único premio, el Marian Aguiló, bajo el visto bueno de un jurado formado por Andrés Estellés, Miquel Bauçà, Josep M. Llompart, Llorenç Moyà y Vidal Alcover. «Es el único galardón que he conseguido, aunque solamente me he presentado cinco o seis veces. Mi obra no encaja mucho con las obras que premian y no tengo que perder el tiempo.

Además, los premios tendrían que ser para la gente joven, para animarlos, y no para gente de cierta edad y que hace cierto tiempo que escribe», sentencia. A su vez, confiesa que la última vez que se presentó a un certamen fue en la primera convocatoria de los Premis Mallorca y «fue por dinero».

En lo que va de confinamiento, Canyelles se ha centrado más en leer y escuchar música que no en escribir. «Mi pasión no es la poesía, me gusta más leer que escribir», asegura. «Hace un mes que di por terminado un nuevo poemario, después de medio año retocándolo una y otra vez. Mis poemas parecen sencillos, pero me cuesta mucho escribirlos», advierte.

De literatura, prefiere sobre todo los libros sobre arte. «Ahora estoy leyendo uno sobre los impresionistas que pesa un kilo y medio». Además, también es una auténtica melómana y confiesa que siempre escucha música clásica mientras escribe, aunque también es una gran fan de Maria del Mar Bonet, Marina Rossell, Lluís Llach, Raimon y Joan Baez, así como músicos franceses de los 50 y 60, como Jacques Brel o Edith Piaf.

Arena

«El 15 de septiembre cumpliré 78 años, espero poder celebrarlo al aire libre. Estoy en un desierto sin camellos ni arena. No tengo ganas de escribir, estoy como en un compás de espera», añade. En este sentido, afirma que «si no fuera por Jon [de Lapislàtzuli] no me conocería nadie, aunque en Catalunya me conocen más que aquí. Mientras él me edite no me dejaré hacerlo por ningún otro».

De hecho, Lleonard Muntaner quería elaborar una biografía sobre ella, algo que rechazó rotundamente. «Mi vida es mi vida. Cuando esté muerta que escriban de mí lo que quieran porque no podré oponerme. No me interesa», insiste Canyelles, que alerta que «se publica muchísima poesía, pero eso no quiere decir que se lea o se venda. Salen poetas a punta pala, puede que sea algo bueno. En todo caso, el tiempo hará justicia. Algunos quedarán y otros abandonarán».