El artista Pep Girbent, entre dos de las obras que expone en la galería Horrach Moyà de Palma. | Jaume Morey

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Pep Girbent (Sóller, 1966) inauguró este miércoles lo que es la primera exposición durante el confinamiento, titulada Zona Girbent, en la galería Horrach Moyà de Palma (Catalunya, 4). La propuesta del artista solleric se podrá ver en este espacio sine die, de 10.00 a 13.30 y de 17.00 a 20.30. «Estábamos a punto de inaugurarla justo cuando sucedió esto tan extraño. La idea original se basaba en organizar unas especies de ‘tardeos', de sesiones con DJ para hacer de esta exposición algo social y vivo. La hemos planteado como una muestra cambiante, en continuo movimiento, en oposición a las exhibiciones estáticas, rígidas y petrificadas», detalla Girbent. Estas actividades se irán anunciando en redes sociales.

Otro punto importante es la voluntad de que sea «una extensión de mi taller, en Sóller, para crear una proximidad respecto al público, que puedan ver cómo trabajo y también todo el proceso de creación y montaje, algo que siempre suele estar oculto, mostrarme entre bambalinas. Asimismo, «se trata de una exposición pensada como instalación, como si fuera una jornada de puertas abiertas de mi taller pero en la Horrach Moyá de Palma», añade.

Internet

En el desvelo de su «campo de operaciones», Girbent apunta que las redes sociales son también clave del proyecto. «Tenemos que aprovechar Internet y todo lo que tengamos a nuestro alcance. Es algo que ya teníamos previsto pero que, dada la situación, ha cogido más fuerza en este intento de crear una muestra viva. Las reglas del juego han cambiado con esta crisis y nos hemos adaptado con la máxima precisión al nuevo contexto», aclara.

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En este sentido, reconoce que la exposición «no requiere un montaje exquisito», aunque advierte que «aunque el espectador pueda ver cierto desorden en la exposición todo está pensado y un día se encontrará unas piezas y otro día otras y habrá algunas que incluso están inacabadas».

Zona Girbent surge del interés por «crear una zona con unas reglas propias, un área particular dentro del arte de aquí. Hay una treintena de obras de toda mi trayectoria, recuperadas de almacenes de hará unos diez años y otras creadas durante estos dos meses en confinamiento». A su vez, el cine también está presente en esta propuesta, con filmes que han marcado a Girbent: La pasión de Juana de Arco, de Carl Theodor Dreyer (1928), y El proceso de Juana de Arco, de Bresson (1962).

Oculto

Respecto al confinamiento, Girbent asegura que «no ha cambiado en absoluto mi vida, pues trabajo solo en mi taller, que está un poco oculto, ya que me gusta mucho la tranquilidad», aunque sí confiesa que esta circunstancia «ha servido para parar y pausar las urgencias que continuamente afectan al trabajo y al proceso creativo».

En la gestión de la crisis desde el punto de vista cultural, Girbent se muestra «pesimista» y afirma que «como siempre, la cultura está por detrás de otras prioridades y no hacen caso, por ello nos tenemos que espabilar nosotros mismos y no esperar a que vengan a arreglar nada».