Miquel Segura, posando en su casa en es Barcarès. | Pere Bota

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El confinamiento cogió por sorpresa a la mayoría ese fatídico sábado 14 de marzo. Algunos fueron previsibles o visionarios y se apresuraron a refugiarse del coronavirus en sus segundas residencias o casas más espaciosas; otros se apresuraban a hacerse con todas las provisiones posibles en los supermercados; mientras que otros, más calmados, aguardaban quietos y expectantes ante el televisor. A Miquel Segura (sa Pobla, 1945), el encierro le encontró en su casa de es Barcarès (Alcúdia), pues el sabbat es el día de descanso para los judíos, esperando impaciente que su nieto mayor regresara a casa cuanto antes desde Barcelona.

El comienzo de lo que muchos consideran una pesadilla, que todavía hoy persigue, es el inicio también del libro Pare, mostra'm la mar. Dietari d'una pandèmia (2020), que acaba de publicar Lleonard Muntaner, donde Segura, colaborador de Ultima Hora, relata de forma ágil su experiencia personal hasta el 21 de junio, un día también memorable, pues arrancaba el verano y se terminaba el estado de alarma que, todavía no sabíamos, sería solamente el primero (no sabemos si de muchos o pocos).

A lo largo de todo el volumen, Segura reconoce que fue un periodo de angustia, aunque apuntó ayer en la entrevista con este diario que «no estaba preocupado por mí, por infectarme, sino por mi familia». Además, el escritor y periodista admite que «soy un hombre muy reflexivo, me hago muchas preguntas constantemente, no solamente sobre la política, la economía o la sanidad, en este caso, sino también espirituales, me preguntaba a mí mismo si era un castigo divino. Era una angustia exógeno, hacia los demás». De hecho, el la primera parte del título responde a las peticiones de su hija a que le enseñara el mar a través de la cámara. En este sentido, escribir este dietario, afirma, fue «terapéutico» y, confiesa «en un primer momento no me planteé publicarlo, pero Lleonard [el editor] me sugirió escribir un diario, a lo que yo ya contesté: ‘ya estoy en ello'». La propuesta no extrañó a Segura, pues es autor de más de una decena de títulos que conforman el catálogo de este sello, que en 2019 celebraba sus bodas de plata con la edición de un volumen que aglutinaba su extensa trayectoria de autores y obras, pero cuya impresión se retrasó precisamente por culpa del coronavirus.

Gestión

En el cerca de centenar de páginas del dietario, Segura deja plasmada esa «angustia exógena» y también lanza algunas cuestiones políticas y místicas sobre la gestión, tanto por parte de los dirigentes como por parte del ciudadano de a pie. «No se ha gestionado bien desde el principio, aunque en Balears, hasta un determinado momento, lo han hecho mejor. El desmadre de España ha afectado aquí, con el fracaso del corredor turístico se inició la curva a la baja del gobierno actual. Pero estoy convencido de que Francina Armengol lo ha hecho mejor que Pedro Sánchez», afirma.

A su vez, opina que «los alcaldes de los pueblos han sido héroes, desinfectando, dando mensajes sensatos a la población, ofreciendo opciones alternativas a las fiestas sin abandonar la cultura. Lo han hecho ayuntamientos como el de sa Pobla, Campos o Santanyí, que han ido organizando presentaciones de libros y pequeños conciertos. Han mostrado preocupación y cercanía», destaca.

Como sociedad, señala, «nos ha cogido con el pie cambiado. No habíamos previsto algo así. Como sociedad hemos querido responder pero no hemos sabido cómo, ha faltado mucha responsabilidad con el tema de las mascarillas, por ejemplo. Algunos sectores, no todos, de la juventud no han sido suficientemente conscientes de que se estaban jugando la salud de sus abuelos».

Desconfianza

Por otra parte, Segura subraya positivamente la «solidaridad de la gente». «Creo que la buena disposición viene de la desconfianza de la ciudadanía hacia sus dirigentes políticos. Nos han dicho tantas mentiras y están todos tan desacreditados que no hay una autoridad clara».

Preguntado por la reciente polémica de Armengol, el autor declara que «fue algo puntual, aunque le salió mal la indiscreción, no creo que obedezca a su comportamiento general y, por ello, considero que no hay que criticarla por ello, la oposición ha magnificado el hecho y en absoluto creo que tenga que dimitir por esto».

Desconfiado también se muestra el escritor sobre si saldremos de esta mejores personas. «Sea como sea, no seremos los mismos. Creo que tendríamos que salir mejores personas, pero tengo serias dudas de que seamos capaces de conseguirlo. Como digo en mis artículos, me temo que hay una gran masa ensimismada que, aunque pasen cosas malas, no se inmutan, solamente les importa continuar con sus soparillos o dinarillos y salir de vez en cuando. Hay indiferencia mezclada con ignorancia y superficialidad; la gente no quiere reflexionar», lamenta.

Sobre la posibilidad de una segunda parte del dietario, pues la pandemia y la crisis sanitaria todavía continúa, el autor cuenta que «Lleonard me dijo que no me parara de escribir, aunque luego no decidiéramos publicarlo, pero ahora mismo estoy ayudando a transcribir a Toni Garau su biografía». A su vez, advierte que «tengo muchas ganas de escribir una novela de ficción, de fantasía, en la que todo sea mentira, pues estoy cansado de verdades que me abruman».

Si el coronavirus lo permite, tiene previsto presentar el Dietari el 19 de noviembre en sa Pobla y también en Palma, en una fecha todavía por cerrar.

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