El propio Lliteres, desde el norte, explicaba que los preparativos para la Ópera de Oviedo iban «muy bien» y que todo «suena genial». Para este personaje, que es el «protagonista junto a Pamina», prepara un «tipo de canto delicado, respetando la partitura y las dinámicas, con una voz luminosa porque este personaje busca la verdad en su camino al éxito».
Se trata de unas de las más conocidas de Mozart, y su personaje es «un rol muy puro e inocente que llega a un lugar donde está perdido». Es, pues, una forma de empezar la temporada por todo lo alto, tras un «verano de bastantes recitales» que han servido a modo de entrenamiento.
Temporada
De hecho, en julio Lliteres cerró la temporada pasada también con Mozart, y arrancar de nuevo con él es «una buena forma de comenzar porque exige una técnica muy buena». Dicho de otro modo, «con Mozart, o cantas bien o no cantas», y lo compara con «los ejercicios en barra fija, en los que si no lo haces bien te caes». A nivel personal y profesional, añade, es «algo que me sirve para poner la voz a punto y que todo lo demás suene más fácilmente».
No en vano, tras Mozart y Oviedo, Lliteres viaja a la capital para «volver a casa con La tabernera del puerto» a partir del 19 de noviembre de la mano de Mario Gas, «uno de los directores más reputados de España».
Allí, su papel es otro protagonista, Leandro, y es un regreso que «me hace especial ilusión porque me siento como en casa». Y es que en 2019 fue allí donde «debuté cuando casi no me conocía nadie fuera de Balears y supuso un salto importante». Ahora, Lliteres vuelve con «un título muy conocido y una de las obras más importantes de la zarzuela».
Tras el descanso navideño y el cambio de año, Lliteres tiene anotado en rojo la fecha del 26 de enero, que será su debut en «uno de los teatros de ópera más importantes del mundo»: el Liceu de Barcelona. Lo hará de la mano Chaikovsky con La dama de picas, «una de las obras más conocidas de la ópera rusa».
Es, según explica el tenor de Artà, «algo que me hace mucha ilusión» en compañía de Dolora Zajick, quien «fue mi maestra». A pesar de que es «un papel pequeño», Lliteres se muestra feliz porque «quiero aprender» y porque «supone debutar en el Liceu, por lo que ya puedo dar gracias de momento», con un «triángulo amoroso que acaba mal».
Finalmente, Lliteres tendrá un Rigoletto con la Fundació Òpera Catalunya, que llegará el 27 de abril de 2022, y en el que Lliteres interpretará a Duca Di Mantova en otro papel importante. En resumidas cuentas, «pinta bien la temporada», explica el tenor.
Cuatro grandes actuaciones, que podrían ser cinco si todo va bien y se cierran negociaciones, que le mantienen tan ocupado hasta el punto de que «ya no caben más porque tenemos que tener tiempo para descansar y para estudiar», ya que su oficio es de una exigencia física y mental de gran calibre.
Atleta
«Es como ser un atleta. Puedes descansar unos días, pero si lo dejas más ya lo vas notando», indica el cantante quien, además, no duda en señalar la importancia de tener la cabeza bien amueblada: «Se suele decir que para cantar, además, necesitas tener buena voz, porque lo más importante es la cabeza», ya que si no «al ser demasiados factores que controlar, has de estar muy centrado porque si no pierdes la técnica, el movimiento escénico, la letra, la expresión, etcétera».
Con tantas fechas y actuaciones por delante, Lliteres ha demostrado haber tenido la capacidad de estar centrado hasta la fecha, ahora, con un otoño-invierno lleno de notas y grandes nombres, el tenor tiene una prueba de fuego al mismo tiempo que una gran oportunidad.
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