«Imagínese... Estoy flotando todavía, no me lo puedo creer, estoy en una nube». Con estas palabras recibía Joan Bover la candidatura al Goya para Ulisses. «Es muy complicado estar ahí por todo el recorrido y trabajo que supone, se tienen que dar muchas circunstancias para estar ahí, por eso quiero dar las gracias a la Academia y, sobre todo, al equipo de la película, sin ellos sería imposible haberlo conseguido», añadió emocionado.
No es la primera vez que Bover opta a un Goya, ya fue nominado por otro cortometraje documental, Kyoko, codirigido por Marcos Cabotá, que esta mañana «me ha llamado para felicitarme, es una persona a la que estoy muy agradecida, me ha enseñado muchísimo», contó. En esta ocasión estará «solo ante el peligro, lo sé, con Marcos vivimos una experiencia muy bonita, pero en realidad no estaré solo, todo mi equipo estará conmigo».
Ulisses narra la historia de esta orca que fue capturada cuando tan solo era una cría, en 1980, en aguas de Islandia. Después, empezó su cautiverio en un parque acuático de Tarragona y pasó a ser después una de las estrellas del Zoo de Barcelona durante más de una década. Finalmente, en 1994, Ulisses fue trasladado al Sea World de San Diego, en Estados Unidos, donde sigue dando vueltas en una piscina.
¿Qué tiene Ulisses que ha encandilado a los académicos? Bover cree que «es una historia que narra un hecho triste, por desgracia todavía es un realidad... Cada vez hay más gente concienciada con la situación de muchos animales en cautividad, es un tema que está sobre a mesa y algo sobre lo que se está reflexionando mucho».
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