El pianista y compositor mallorquín David Gómez.

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El pianista David Gómez, con gran proyección internacional, publica nuevo disco el próximo 18 de enero bajo el título A Letter from Mars. En esta entrevista, el instrumentista y compositor hace balance de su carrera.

¿Qué espera de este nuevo disco, A Letter from Mars?

—En realidad no espero nada. La música acompaña de forma constante a nuestras vidas. Todos tenemos nuestra propia banda sonora y cada uno elige la suya. Si la música que escuchas te hace sentir, ese es el mejor premio. Y eso se consigue básicamente en el directo. Hay muchos artistas nominados a mejor banda sonora en premios como los Goya, o los Oscar, que jamás tocan en público. Un músico que no defiende lo que compone en directo, para mí, no es músico, es un business man. El disco sale en plataformas digitales el próximo 18 de enero. Un disco inspirado en los planetas del Sistema Solar, donde allí no hay fuhrers.

¿Habrá gira por Mallorca?

—Cada año realizo mi gira de conciertos de 1 piano & 200 velas por toda España. El verano pasado, a pesar de la COVID-19, realicé 36 conciertos por todo el país con el cartel de sold out en todas las fechas. Este año comienzo la gira el 10 y 11 de junio con dos conciertos en mi finca Ca's Pianista, en Sineu, en medio de un bosque.

¿Seguirá contando con sus 200 velas?

—Eso siempre. A pesar de que una empresa española con ‘fiebre' me esté copiando sin piedad. Pensaba que para ser original en esta vida era suficiente con creer y crear. El universo se encargará de colocar a cada cual en su sitio.

¿Algún ritual antes de empezar un concierto?

—¡Tener sexo! Aunque hay quién defiende esa teoría, no es mi caso. Pero cuando te sientas al piano, estás a punto de tener un orgasmo con el instrumento. Debes darlo todo. El público viene a emocionarse, a sentir y a vivir una experiencia que les haga soñar, aunque algunos vengan a quejarse de las sillas o de un perro que no para de ladrar a dos kilómetros de distancia.

¿Algún lugar especial donde le guste actuar?

—Ahora mismo en mi casa. Mis escenarios suelen reunir a 100 personas, en lugares idílicos y rodeados de naturaleza. Velas colgantes en los árboles, silencio, sonido de los grillos... Además la gente puede hacer dedicatorias por sorpresa

Dio su primer recital a los 14 años ¿se acuerda de lo que sintió?

—Concretamente en la iglesia de Palmanyola. Fue una sensación preciosa y estaba muy nervioso. Ese concierto fue organizado por nuestro querido amigo y vecino, en paz descanse, don Miguel Oliver. Una persona muy querida en Palmanyola, que luchó por la cultura del lugar.

¿Qué le pide a este 2022?

—Salud, amor y mucha música. La gente debería proyectar más positivismo, al margen de sus ideales. Estamos en un mundo en el cual desconocemos la razón de nuestra existencia. No sabemos si habrá un paraíso, un infierno u otra vida, y mientras tanto nos peleamos por tonterías, como la lengua, el dinero, el color de la piel, la religión...

¿Con quién le gustaría compartir escenario?

—Con mi piano.