El director del Teatre Principal, Josep Ramon Cerdà, evalúa el cierre de 2021 y repasa toda su labor desde que accedió al cargo. | Pilar Pellicer

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El Teatre Principal de Palma cerró 2021 con un balance «muy satisfactorio» tras haber aglutinado a casi 29.000 espectadores, una cifra «por encima de lo proyectado». Es su director, Josep R. Cerdà, quien no solo repasa la última temporada, sino que evalúa sus logros desde que llegó al cargo en verano de 2019 y que encara el final de la legislatura «con todos los objetivos ya cumplidos».

¿Cómo ha acabado 2021 al frente del Teatre Principal?
— Satisfecho tanto en espectadores como en funciones. A pesar de las dificultades debido a todos los cambios y los miedos, hemos cerrado muy bien y en cuanto a programación estoy muy satisfecho por el equilibrio logrado entre producciones propias y de Balears y lo mejor del mercado estatal. Vamos consolidando el modelo de funcionamiento que nos propusimos esta legislatura en la que queremos ser un centro de producción y, a su vez, el punto de exhibición de referencia.

En números absolutos, ¿se ve muy afectada la taquilla?
— No se crea. En los buenos años no íbamos tampoco muy por encima de 30.000, quizá 40.000 espectadores, pero los números absolutos no son tan importantes. Afecta porque una cuarta parte de los ingresos viene de la taquilla, pero hemos superado las expectativas para el 21 y también tenemos un cambio generacional con la media de edad de los espectadores bajando mucho.

¿Esto último es algo muy satisfactorio?
— Sí, porque era uno de los objetivos prioritarios del Plan de Dirección. Las artes escénicas deben renovar su público y esto implica renovar los contenidos.

¿Qué balance hace de toda la legislatura hasta ahora?
— Muy satisfecho también porque en el último patronato de cada año, en el que se valoran los objetivos del Plan de Dirección, algo que pedí yo cuando me contrataron porque quería trabajar por objetivos, hemos cumplido con todos los de los cuatro años y solo estamos en el tercero.

¿Alguno de esos objetivos le parece especialmente destacable?
— Era realmente difícil solucionar los temas laborales y en un mes o dos toda la plantilla estará regularizada y los contratos temporales convocados. Lo mismo con la administración y contratación. A su vez, se consolidan la producción y coproducción y el apoyo a la creación local y a los teatros de Mallorca, que era algo que parecía impensable y la pandemia ha acelerado. Por ejemplo, trabajamos en Tanatologia, de Xavier Uriz, y estoy muy orgulloso de estrenar un texto suyo. Todo esto es algo que no se ve desde fuera y estoy contento por ello.

¿Qué opina de la polémica que suscitó su nombramiento? ¿Cree que ha influido en su labor?
— Un cargo como este siempre está en el punto de mira y todo el mundo cultural de Mallorca lo mira. Tienes que saber que hagas lo que hagas será mirado con lupa. En cuanto a la manera de elegir el cargo, pienso lo mismo: los concursos son una opción, pero no la última, y en un cargo político, porque al final haces política, lo mejor es tener la confianza del conseller que te designa, y eso es algo que puedo decir que he tenido. Para mí todo aquello fue una falsa polémica.

¿Se ve repitiendo el cargo en la próxima legislatura?
— No me lo he planteado, la verdad. Trabajo en esta temporada y en dejar las estructuras mejor de lo que estaban.

¿Qué sabor tiene este 2022?
— Esperanzador porque creo que va a ser el año en el que nos vamos a desprender de las dificultades de estos dos últimos años y con una apuesta fuerte por espectáculos de muy alto nivel con una programación atractiva y arriesgada. Hay pocos teatros en España que tengan entre 80 o 90 espectáculos diferentes cada año y nuestro objetivo es que no venga un espectador a verlo todo, sino que el que venga el jueves no tenga nada que ver con el que venga el viernes.

¿Qué metas hay en el horizonte por cumplir?
— Además de incorporar las nuevas tecnologías, algo que la pandemia ha acelerado, sabemos que tenemos que hacer lo que nadie más hará, que es poner dinero y coproducir, ayudar a los creadores y acompañarles.Ese es nuestro trabajo, no sacar beneficio de obras que ya han funcionado y podrían ir a otros espacios. Hemos de priorizar lo que otros no harían, pero creemos necesario.