Ni las altas temperaturas ni el atractivo de un día de playa, mermaron asistencia de fieles de todas las edades a la iglesia del Socors de Palma para venerar en el día de su festividad a Santa Rita de Casia, abogada de las causas imposibles, para agradecerle y pedirle favores.
Tras dos años sin celebrarse a causa de la pandemia, hubo una presencia multitudinaria de devotos desde las primeras horas de la mañana, formándose largas filas en la calle y también para llegar a la capilla, donde este año quedó la imagen tras una pantalla de metacrilato.
Las misas
La comunidad de los padres Agustinos se volcó totalmente en la fiesta de Santa Rita, celebrando cinco misas durante toda la mañana, que resultaron muy concurridas y procurando en todo momento el bienestar de los asistentes. Hubo control de las puertas del templo con vigilantes de seguridad y seglares que colaboraron en el interior para mejor fluidez de la subida al camarín.
El rector del Socors, Jesús Miguel Benítez, se mostró muy satisfecho y agradecido «de la cantidad de rosas y flores que nos han traido y de la gente que ha venido de Ciutat y Part Forana, manteniendo la tradición de sus mayores, de un pueblo que sabe valorar los sellos de identitarios de su piedad».
Acabadas las misas, los fieles veneraron con un saludo la reliquia de la santa. Recibieron a la salida una estampa y una flor, y luego pasaron por la tienda de recuerdos. Por la tarde está previsto la misa solemne, presidida por el canónigo de la seu, Pere Oliver.
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