«A Lorenzo le pedí concretamente que no quería evitar la pandemia, que quería abordarla. La serie tiene que ser un reflejo sociológico del momento, por lo que era inasumible publicar una segunda entrega y hacer como si nada hubiera sucedido. Queríamos hacer una novela realista y, para que lo sea, tenía que abordar la pandemia», cuenta Trujillo, autora de catorce poemarios y varias obras narrativas, tanto para el público infantil y juvenil como para el adulto. La escritora coincide en que con la pandemia han surgido novelas, pero no tantas en el género negro. «Hemos sido uno de los primeros en incluir la pandemia en una historia de investigación policial».
Y es que la trama arranca en abril de 2020, cuando la mejor amiga de la protagonista pierde a su madre. «Tenía mis motivos. Emocionalmente ha sido difícil, pues mi madre falleció el 14 de marzo de 2020, el día en que decretaron el estado de alarma. Vivir un duelo en estado de alarma, con el aislamiento, fue mi detonante para querer traspasar la pandemia», confiesa.
Por su parte, Silva –ganador de premios como el Nadal y el Planeta con su popular serie policíaca de Bevilacqua y Chamorro–, considera que los que esquivan la pandemia es porque les resulta «feo, antiestético» y, además, «está demasiado cerca y nos ha afectado de manera desagradable a todos». «El arte en general funciona mejor con cierta distancia o tienes que tener la capacidad de estilizarlo hasta sublimarlo y la pandemia no se presta a ello», señala. «En el territorio concreto de la novela negra es lo contrario. Es susceptible de acercarse a cuestiones cercanas, inmediatas, incluso también diría que es especialmente capaz de contar historias desagradables que darían mal rollo a muchos y extraer la dimensión humana. O así lo entiendo yo. Últimamente, para muchos, la novela negra se ha convertido en una casquería. Pero no es así, porque te puedes acercar al crimen como un asunto narrativo para mostrar el impacto de quienes lo investigan. Y ahí surge la condición humana», añade.
Asimismo, la novela pone en tela de juicio la gestión emocional y política de todo aquello. En palabras deSilva, «fue una circunstancia excepcional que nos superó a todos y, en cierto modo, reveló las costuras, los surtidos de nuestra sociedad». «La novela negra siempre mete el dedo en la llaga, sin ser un Pepito Grillo, ni un censor, sin el propósito de dar lecciones a nadie sobre cómo debería vivir, anotando que las personas fallamos. Si algo tiene la novela negra es que no es complaciente con la sociedad ni con el ser humano», subraya. Sobre si es un género bastante libre, lo tiene claro: «Te da una flexibilidad casi infinita. La literatura ya analizará en profundidad el impacto de la pandemia dentro de diez o quince años. Esta novela no pretende hacer eso, pero sí buscar o recoger detalles vividos y no olvidarlos».
Para Trujillo, «la novela es un choque generacional importante» en el que se muestra cómo cada uno puede vivir lo mismo de diferente manera. «La pandemia supuso un conflicto entre seguridad y libertad. Ese conflicto se puede entender en términos conceptuales, de seguridad y sin libertad, para evitar que el virus se propague, pero luego hay que pensar que somos seres culturales y emocionales y ese aislamiento ha hecho daño. Sabemos poco de las consecuencias del impacto mental del confinamiento en niños, adolescentes y jóvenes y tampoco sobre los casos de violencia de género».
Literatura
Igual que en la anterior entrega, Si esto es una mujer (Destino, 2019), rendían homenaje a la célebre obra de Primo Levi, en este nuevo caso han recurrido a la novela del mismo título de Arturo Barea. Además, los cuentos de Cortázar también pululan por las páginas. «La serie de Manuela Mauri nació ya con el deseo de intertextualidad. Elegimos a Barea porque la pandemia ha supuesto muchas pérdidas importantes, también de la confianza en el sistema. Y en la novela abordamos una pérdida importante como fue el antecedente de la generación del exilio, que tuvo que marchar con nada de un día para otro. Creo que está bien acordarnos de la pérdida brutal del exilio para sobrellevar nuestras pérdidas», matiza Trujillo. Ya han dado con el «nombre icónico del siglo XX» que recordarán en su tercera parte pero, precavidos los dos, prefieren no desvelarlo. «Los libros llaman a los libros y todos escribimos porque hemos leído. La lectura puede engendrar lectura», concluye Silva.
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