Toni Felany en una imagen de archivo. | P. Pellicer

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Si bien siempre se ha dicho que la de Serafín Nebot era «la voz» de Los Javaloyas es necesario precisar que de la Toni Felany (Palma 1933) era la voz que aportaba, especialmente en los coros, seña de identidad del grupo como lo fue el acordeón de Rafael Torres (ya fallecido), un plus de sonido y fuerza para alcanzar resultados brillantes y espectaculares. Como le exigía Luis en los ensayos y en las grabaciones, Felany intentaba y lograba llevar su voz «arriba» e incluso mas «arriba» para lograr los efectos corales tan peculiares y admirados.

Toni Felany procedía de una familia palmesana cuyo padre, Ernesto, era también músico de profesión y especialista en percusión formando parte del mítico grupo del recordado Pedro Boned de San Pedro Los Trashumantes. La incorporación de Felany a Los Javaloyas, conjunto nacido en Valencia que adoptó el nombre artístico del segundo apellido de su creador, José Luís Pérez Javaloyas, se produjo cuando el grupo hizo efectivo un contrato para actuar durante varios meses en nuestra isla en 1959.

Fue el tercero de los músico mallorquines en formar parte de Los Javaloyas ya que, con anterioridad, lo habían hecho Toni Covas (fallecido) natural de Santanyí y Serafín Nebot. La intervención de Felany en algunos de los grandes éxitos del grupo fue vital y sin el aporte de sus agudos, que no eran falsetes, hicieron posible llevar a buen fin temas como Good Vibrations, Barbara Ann o Cara Mia. Por su carácter afable, jocoso y siempre de buen humor se granjeó la amistad de otros muchos artistas con los que alternaron en los más de 50 años de actividad en salas de fiestas, teatros, verbenas y grandes espectáculos. En Invierno, la banda dejaba la calidez del Mediterráneo para emigrar a otros países, especialmente a Alemania, en donde Felany conoció a la su esposa, Helga Douteil.

En 1969 decide abandonar la formación para residir en la bella ciudad de Wiesbaden creando, junto con Helga, un restaurante de comida española al que bautizó con el nombre de Don Antonio. En 1986, reclamado por el el grupo, decide cerrar su etapa en el mundo de la restauración, regresar a Mallorca y unir, de nuevo, su vida profesional a la de sus estimados compañeros y amigos Luis, Toni Covas, Serafín y Rafael. En los últimos años su delicado estado de salud le hizo abandonar la profesión. Tras una dura lucha con la adversidad pero siempre acompañado del afecto de su esposa y sus muchos amigos, la vos que llegaba «arriba» y mas «arriba» se ha ido , si existe, un mas allá, aún mas arriba.