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La película inaugural de la duodécima edición del Atlàntida Mallorca Film Fest es un debut muy especial. Se trata de Ramona, el primer largometraje de Andrea Bagney y el estreno cinematográfico de Lourdes Hernández (Russian Red), artistas que definen el proyecto como un «encuentro». Bagney había visto un vídeo antiguo de una actuación de Russian Red y quedó prendada de ella, de su voz y también de su imagen y persona. «Vi muy claro que ella tenía que ser Ramona, así que le mandé el guion y accedió», ha contado este martes por la mañana la directora en rueda de prensa, horas antes de su estreno en La Misericòrdia.

«Las dos éramos muy nuevas en esto y unas outsiders de la industria, así que el proceso fue muy bonito porque nadie juzgaba a nadie por ser novata, algo que ha beneficiado a la película porque Lourdes se ha acercado a ella con intuición y frescura», añade Bagney, que reconoce estar muy vinculada a Mallorca, pues «desde que nací veraneo en Alcanada». Por su parte, Hernández confiesa que «es una película que realmente me representa a mí y a mí trabajo».

Similitudes

La protagonista de la cinta es Ramona, una joven treintañera de Madrid que regresa de Londres, donde había trabajado como cantante, para intentar probar suerte como actriz. Unas circunstancias que inevitablemente se extrapolan a la vida de Hernández, que se instaló en 2013 en Los Ángeles, donde publicó su disco Agent Cooper y ahora vive a caballo entre L.A. y Madrid, aunque declara que su corazón está en España. Sin embargo, Hernández reconoce que «da la sensación de que hay muchas similitudes, que estoy muy en mí misma mientras estoy en Ramona, pero es un personaje ya escrito, no soy yo, aunque actúo como si lo fuera».

«Me he dado cuenta de que no sé muy bien dónde están los límites entre Ramona y yo. Es verdad que somos muy diferentes, lleva una vida que yo no tengo y toma unas decisiones que yo no tomaría. Es como un tira y afloja de las dos cosas. Me robaba a mí misma todo el rato. Por otra parte, también hay mucho de Andrea en Ramona. Es un proceso de mimetismo poco racional porque en todo este proceso nos hemos convertido en amigas, no era nada consciente. Siento que cuando haga una segunda película desafortunadamente será muy consciente. Esto ha sido muy kamikaze, con una mezcla de experiencias propias que hemos metido sin saberlo», aclara.

«El hecho de que sea la primera vez y que haya sido tan inconsciente le da inocencia y frescura, jamás podremos reproducirlo en las próximas películas. Es un primer amor, es una primera vez real, es la pérdida de la inocencia», ha sintetizado Bagney. «Es bello porque muchas veces hacemos las cosas por primera vez y no nos damos cuenta, pero esta vez sí y es para siempre», agrega Hernández. Ambas han anunciado que se encuentran inmersas en la escritura de una miniserie de seis capítulos de la que próximamente darán a conocer más detalles.

Homenaje

Ramona es también un homenaje al cine, con varias referencias tanto en la forma como en el contenido. Andrea Bagney juega con el blanco y negro y el color para intentar separar realidad y ficción que, a menudo, se funden y confunden, así como «es una manera poética de quitar drama al drama». Además, Bagney rodó en , en Madrid y durante tres semanas y media. «Casi todo el montaje es la primera toma. Llegábamos al set y ensayábamos mientras lo grabábamos en vídeo. Nos mirábamos a los ojos. En ese sentido, hay poca película. Cuando llegaba el momento de rodar y decíamos 'acción' era impresionante, los actores pasaban del 0 al 100 al instante. Nunca más volveré a rodar en digital», detalla.

«La idea de Ramona surgió a raíz de un sketch en el que una chica decía que no a un director en un cásting [papel que interpreta Bruno Lastra] porque sabía que le gustaba al director. Se ponía digna y decía 'quiero que me cojas por mis dotes interpretativas. Así nació esta película, que concebí como un filme de Billy Wilder de los años 30, en blanco y negro, protagonizado por una mujer espontánea, inocente y no la clásica heroína de Hollywood que parece que tiene un palo metido por el culo, una diva. Yo quería otro tipo de diva. Es un homenaje al cine por todos lados. Quería que fuera una peli ligera porque, si bien creo que es importante que haya un cine de denuncia social, para mí era importante que el cine esté ligado a las ilusiones y a los sueños; hable de lo que hable. Me interesa que el cine dé luz al espectador, que lo disfrute. En Ramona, como en toda buena comedia, hay drama, pero hay una ligereza y un tono propio del cine clásico americano. En realidad, para mí Ramona es comercial», relata la cineasta.

Bagney, con la intervención de Hernández, rápidamente se da cuenta de que tal vez la palabra no sea comercial y mejor calificarla de «accesible». «Si fuera una peli rodada en digital por otra persona con otras sensibilidades podría ser de Netflix, pero no lo es», apunta Hernández.

Almodóvar

Sobre si el largometraje tiene a Pedro Almodóvar como referente, Bagney reconoce que «me encanta Almodóvar, pero jamás diría que sea una referencia de Ramona. Cuando salió esa crítica que hablaba de esto comprendí que era porque, al final, he rodado una película española protagonizada por una mujer española de 30 años, espontánea y con personalidad. Eso es lo que precisamente hace Almodóvar: ha cogido a grandes mujeres, ha sabido poner muy bien la cámara con algo bien escrito. Lourdes es una mujer Almodóvar. Seguro que cuando él vea la película me llamará y me dirá que se la he quitado», ha bromeado la directora de Ramona.